EL COOPERATIVISMO EN EL SECTOR TEXTIL DE
CASTILLA Y LEÓN.
María Ramón.
Técnica de FCTACTYL y miembro del Departamento de la Mujer de COCETA.
La autora describe el panorama general de las cooperativas textiles en la Comunidad Autónoma de Castilla y León, analizando los obstáculos principales para su
desarrollo.
Desde la organización que representa al movimiento cooperativo de trabajo asociado en la comunidad de Castilla y León, pretendemos dar a conocer brevemente, sin ser un estudio exhaustivo, la existencia y la importancia, sobre todo en lo relativo al volumen, de lo que representa el tejido industrial manufacturero textil desarrollado a través de cooperativas y en las que prácticamente el cien por cien de las personas integrantes está representado por mujeres.
El Sector Textil, como tal, se estructura bajo una fórmula que se ve afectado por las últimas tendencias en sistemas de producción. Así, el sector está sometido a un elevado grado de externalización. Por una parte existen empresas que se encargan fundamentalmente del diseño, patronaje y comercialización, siendo este último aspecto el que tiene los mayores márgenes de beneficio. Por otra nos encontramos con empresas que se dedican a la producción en cadena de las prendas. Es en este último espacio donde generalmente se ubican las cooperativas textiles.
Normalmente la clave del éxito del negocio textil está en el diseño y en su correcta distribución y comercialización . En la medida que las cooperativas textiles no participan en estos procesos, tampoco se benefician de los beneficios que el diseño y comercialización producen. Evidentemente esto tiene su repercusión en un factor fundamental de toda actividad productiva: la capacidad de negociación, que está en manos de los distribuidores y comercializadores, y que en última instancia deciden sobre los precios a que van a pagar la confección de las prendas y su volumen de producción, sin que las cooperativas textiles puedan influir de alguna manera en estos aspectos, que por otra parte son fundamentales para su cuenta de resultados.
Desde un pequeño análisis socioeconómico del sector cooperativo textil, destacamos que la implantación de estas cooperativas se lleva a cabo, principalmente en zonas rurales azotadas por una grave crisis en sectores de la economía tradicional, como la minería, ganadería y agricultura, surgiendo, la mayor parte como una alternativa de empleo para las mujeres de estas zonas. Tienen por tanto un efecto positivo para un fenómeno muy grave que se da en el entorno rural de Castilla y León, la despoblación.
Desde el punto de vista empresarial el cooperativismo textil en Castilla y León
tiene un elevado grado de atomización, es decir, en Castilla y León las cooperativas textiles están generalmente dispersas en pequeñas localidades, y tienen un tamaño reducido en comparación a sus clientes. Esto conlleva que su poder de negociación todavía esté más reducido.
En la creación de estas cooperativas es prácticamente inexistente el espíritu o conocimiento de la filosofía cooperativista, al igual que también es inexistente la información y formación en materias relacionadas con organización, producción, gestión y otras relacionadas con el propio sector. En ese sentido carecen de los medios de las grandes corporaciones para acceder a Tecnologías de última generación, formación de las personas que trabajan o financiación. Además, y haciendo referencia a los principios básicos del Cooperativismo, un elemento fundamental como es la autonomía en la gestión, queda claramente desvirtuado, al ser los clientes/ proveedores los que en numerosas ocasiones promueven la creación de cooperativas textiles.
Así pues, el perfil de estas cooperativas se caracteriza principalmente por:
- La práctica totalidad de l@s soci@s son mujeres del entorno rural.
- Las cooperativas cuentan con una media entre 11 y 12 personas.
- La actividad que desarrollan, esta relacionada en exclusiva con la manufacturación textil, mediante el cosido de piezas previamente cortadas por la empresa comercializadora para la que trabajan y que principalmente vienen representándose dentro del sector de ropa íntima de mujer y de ropa laboral, aunque en menor medida también realizan colecciones de moda.
- Son inexistentes las cooperativas que desarrollan otras actividades que puedan estar relacionadas con la confección, como por ejemplo, el planchado de prendas, el patronaje o el corte, y por supuesto en la mayoría de los casos no intervienen ni en el diseño de las prendas ni en la comercialización.
- En la actividad participan todas las socias, ya que la mano de obra contratada es prácticamente inexistente.
- Trabajan para un único cliente, que fija los precios y volúmenes de producción, siendo excepcionales las cooperativas que tienen más de un cliente.
- Existencia de deficiente formación, tanto a nivel de operarias como de mandos intermedios en materias relacionadas con la cadena de producción y con la gestión de la cooperativa, que provoca baja producción y calidad.
- La inversión inicial, que vienen realizando, oscila entre las 800.000 y el millón de pesetas por socia.
En este apartado de la inversión, destacamos que los equipos con los que cuentan están poco especializados, y además los locales donde se instalan vienen siendo en su mayoría de titularidad de los propios Ayuntamientos de los municipios donde trabajan.
- La rentabilidad media obtenida por socia trabajadora, una vez descontados los gastos corrientes de la cooperativa, ronda el 1.100.000 de pesetas al año.
- Es muy frecuente la existencia de periodos sin trabajo bastante prolongados, no debemos olvidar que la producción la marca el cliente, al igual que el precio de la prenda.
- La estructura de financiación de este tipo de empresas se basa, principalmente, en préstamos personales que las cooperativistas solicitan para hacer frente a la inversión inicial. A su vez, solicitan ayudas de la Administración que normalmente vienen muy retrasadas en el pago.
- Principalmente por el modo en que surgen estas cooperativas, las socias trabajadoras de este sector no adquieren conciencia empresarial, por lo que la toma de decisiones, la organización de la empresa y el trabajo en equipo resulta complejo, así como la conciencia de actuar dentro de un grupo como profesionales cualificadas.
- Para finalizar, apuntamos la existencia de competencia con países en vías de desarrollo, en donde ni que decir tiene, la mano de obra es regalada y la utilización de trabajo infantil está a la orden del día.
En la actualidad contamos en nuestra comunidad con aproximadamente unas ciento cincuenta cooperativas en las que en total representan el trabajo de unas mil quinientas mujeres, mayoritariamente en el entorno rural. Esta realidad constituye para las grandes empresas textiles clientes/ proveedores de estas pequeñas cooperativas una "fácil" solución para su desarrollo a través de la reducción de costes fijos y por tanto un aumento de la flexibilidad.
Desde nuestra organización se trabaja por introducir, no sin esfuerzo, importantes medidas de apoyo hacia estas cooperativas de trabajo asociado, en un intento de suplir todas las carencias que tienen, tal y como ya hemos expuesto.
Así, la Federación de Cooperativas de Castilla y León (FCTACYL), apuesta por la información y el asesoramiento personalizado en la sede de las propias cooperativas
-no debemos olvidar que se sitúan en ámbito rural y muy dispersas- realizándose principalmente pequeñas charlas en las que se trabaja sobre la concienciación y la información en materias relacionadas con la gestión cooperativa. Es necesario insistir en que las cooperativistas no suelen tener conciencia del sector en el que trabajan, ni del puesto que ocupan en todo el entramado de producción, por ello esta labor es fundamental.
Destaca la labor formativa que desde el surgimiento de las primeras cooperativas se viene desarrollando en temas relacionados con la organización, la producción dentro del sector textil, y sobre todo, en materias relacionadas con la organización y control en la cadena de producción, análisis de tiempos, sin olvidar la formación relativa a la gestión empresarial adaptada a las características de estas cooperativas.
Concluyendo esta primera aproximación a la situación del sector, es cierto que las condiciones de intercambio y crecimiento que se están dando en el sector textil dificultan la puesta en marcha de cambios que posibiliten el desarrollo empresarial de estas cooperativas.
Sin embargo, es necesario insistir, dentro del trabajo que desarrollan estas mujeres en el seno de sus cooperativas, en un cambio de actitudes que provoque la adquisición de conciencia de grupo, de ser empresarias, la necesidad de unión y de organización a través de una institución representativa, y que adquieran la consideración de auténticas profesionales cualificadas dentro de una producción de calidad. Así, y en este sentido las organizaciones representativas tenemos aún mucho trabajo que hacer y mucho que decir.
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