PLAN DE FAMILIA
Ana Gómez Plaza
Psicóloga. Tesorera de FEMENP (Federación Española de Mujeres Empresarias de Negocios y Profesionales).
La autora realiza un análisis crítico del recién presentado Plan de Familia, que contempla algunas medidas al incremento de la natalidad. En el mismo compara las medidas puestas en marcha en otros países europeos y, dentro de España, de otras Comunidades Autónomas.
Actualmente los índices de natalidad de la mayoría de las sociedades desarrolladas occidentales son tan bajos, que no llegan al nivel necesario para garantizar el umbral de sustitución en la población. Esto implica el envejecimiento de la sociedad y el grave problema que supone el cambio de proporción entre el número de personas activas y el de personas que reciben pensiones y subsidios, sostenidas por el grupo con actividad laboral.
Aunque la situación es común, hay países como el nuestro, en el que este problema se agudiza especialmente: llevamos bastantes años en los que tenemos el dudoso honor de encabezar el ranking de baja tasa de natalidad, con un índice por debajo de 1,4 hijos por mujer.
Hay una pregunta básica a la que responder: ¿es posible que las mujeres compaginen el papel de productoras con el de reproductoras?. Las mujeres de hoy deseamos autonomía personal y por tanto el trabajo remunerado es una cuestión irrenunciable, si la maternidad implica la pérdida de esa autonomía, en muchos casos las mujeres renunciarán a tener hijos.
La compatibilidad de la producción y la reproducción se hace más viable en algunos países que tienen políticas sociales muy elaboradas, porque llevan décadas preocupándose por las demandas y las necesidades de las mujeres. Las políticas que históricamente han tenido una evolución más positiva en el incentivo de la maternidad, parten de una toma de conciencia de los derechos individuales de las mujeres y trabajan asimismo en el sentido de implicar a los varones en la crianza y el cuidado de hijos /as.
Pasemos a analizar el caso de Suecia que desde índices de natalidad muy bajos remontó hasta alcanzar, en 1991, un máximo de 2,1 hijos por mujer.
Las política sueca de maternidad se desarrolla en tres líneas:
- Hay un importante apoyo económico centrado en el complemento por hijos /as a las familias, (las prestaciones por hij@s fueron introducidas en
1948).
- Tienen un sistema de asistencia infantil muy completo y subvencionado: existen Centros de Día para infancia hasta seis años que permanecen abiertos toda la jornada, diferentes modalidades de cuida- do domiciliario hasta los doce años .
- Poseen un sistema de prestaciones que hace posible reducir significativamente el número de horas de trabajo o la baja laboral, Todas las prestaciones se financian con los impuestos generales, sin ningún coste directo para el empresariado, lo que evita la desventaja de la maternidad ante la contratación laboral. Sirva de ejemplo que la duración de
la baja maternal es de 15 meses y la prestación de esta baja asciende al 80% del salario.
En nuestro país el gobierno acaba de aprobar el Plan Integral de Apoyo a la Familia, una serie de medidas que intentan resolver el problema demográfico que nos acucia.
En los primeros años de la transición los problemas "políticos", parecían prioritarios y posiblemente temas como el de la maternidad, a nadie le parecieron dignos de ser abordados. Ahora, ante el problema demográfico que se perfila, se empiezan a tomar medidas como el reciente Plan de Familia. Hay que decir que se llega tarde y se quedan cortos.
Por la experiencia de otros países, es evidente que funcionan mejor las ayudas por hij@ a cargo
-independientemente de los ingresos familiares- y que las ayudas hay que incrementarlas a partir del segundo hijo... Sin embargo, las ayudas en España solo se dan a rentas muy bajas (menos de 1.288.653 Ptas./año) y se incrementan a partir del tercer hij@.
No hay que ir muy lejos para ver como en la Comunidad Autónoma de Navarra las políticas de apoyo para conciliar la vida laboral y familiar así como fomentar la natalidad están mucho más cerca de los parámetros que funcionan en otros países:
- Ayuda mensual de 55.000 Ptas. a partir del tercer hij@ si se opta por la excedencia.
- Ayuda de pago único de 330.000 Ptas. a partir del tercer hij@, sin la excedencia.
- Las prestaciones son independientes del nivel de renta y compatibles con otras deducciones.
Hay que insistir en que al margen de estas medidas hay que trabajar hacia un cambio de mentalidades que suponga la corresponsabilidad de hombres y mujeres en el cuidado de las personas dependientes. Es indudable que la infancia es uno de los problemas que hay que abordar, pero las tareas de cuidado no se limitan al cuidado de niños /as, hay otra mucha población dependiente
-personas con enfermedades crónicas, tercera edad- que precisa atención. Este trabajo descansa hoy por hoy en manos de las mujeres y eso es un obstáculo fundamental que condiciona la incorporación al empleo en igualdad de condiciones, no digamos la posibilidad de ser empresarias.
Esperemos que la iniciativa del gobierno sea un primer paso para un cambio de perspectiva real a la hora de enfrentarse a la cuestión de la maternidad y, siendo optimistas, celebrémoslo como el inicio de un camino en el que queda mucho por recorrer, donde no hay que perder de vista que las soluciones lo serán, y esto es fundamental, en tanto que contemplen las necesidades y la individualización de los derechos del progenitor que se hace cargo de la crianza de los niñ@s. Es decir hablamos de la individualización de los derechos como medida que favorecerá la implicación de los varones en el cuidado de su hijos /as. No estamos pensando estas medidas como medidas dirigidas a las mujeres, son medidas válidas en la medida en que aseguren la implicación de los varones en estas tareas. La ayuda directa por hij@ a cargo abre la posibilidad de plantearse el cuidado de los hij@s, mientras que el planteamiento de las deducciones en el IRPF, aunque son bienvenidas porque consiguen un reequilibrio económico para las familias con hij@s, está demostrado que no son el vehículo de incentivación necesario para el aumento de la natalidad. Habrá que seguir avanzando en la aplicación de las diversas medidas.
Si es que consideramos que cuestiones como la tasa de reemplazo de una sociedad, las decisiones sobre la maternidad, etc. no lo son, (Nota de la editora)
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