Panorama
nº 3 · 2001
Sólo un tercio de la población adulta española tiene empleo en la década de los noventa, y sólo para esta minoría poderosa tiene sentido la equiparación de empleo con trabajo
Las luchas en torno al reparto del beneficio han sido tan profundos que la cultura política es en gran parte una cultura del trabajo frente al capital
La doble jornada es pura y simple explotación y no puede enmascararse bajo el argumento de que se trata de una opción voluntaria
La supresión de las funciones adscritas a las mujeres carece de sentido a nivel colectivo
No en los cuidados en torno a la gestación o a la infancia ni en el resto de los servicios ha habido cambios espectaculares de redistribución de funciones entre los géneros
A muchas personas sorprende la conjunción de los dos vocablos banca y ética
La banca ética será la aplicación de estos principios morales, justos, en la actividad propiamente bancaria y financiera
Nos manifestamos en actos, campañas y manifestaciones por una economía más humana, un mundo sin armamento o sin nucleares, mientras nuestros ahorros pueden estar contribuyendo a financiar justo lo contrario
Diversos colectivos sociales -a menudo por accidente- de la importancia de controlar el destino de sus ahorros
El criterio de máxima rentabilidad exclusivamente financiera deja paso al principio de compatibilidad entre rentabilidad financiera y rentabilidad social
La transparencia de la banca ética da legitimidad para pedir a las cooperativas, las ONG, las asociaciones, las administraciones o las personas, un uso coherente de sus propios recursos
Cuando un proyecto solicita financiación, el análisis económico no podrá ir desligado del análisis ético o social
El reto que plantea la banca ética no es generar actividad económica desde una perspectiva diferente
COOP57 sigue generando beneficios para su proyecto, para las personas que invierten y ahorran sus fondos y con una tasa de impagados igual a cero
Este espacio se reserva para un ladillo que resultará el texto del artículo en el que se ubique
LA CONTRIBUCIÓN DEL TRABAJO NO REMUNERADO A LA ECONOMÍA ESPAÑOLA: ALTERNATIVAS METODOLÓGICAS.
Mª Ángeles Durán. Catedrática de Sociología
de la Universidad Complutense de Madrid. Investigadora del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas.
Estos artículos forman parte de la publicación que recoge los resultados de la investigación realizada por Mª Ángeles Durán sobre la contribución del trabajo no remunerado a la economía española, Esta publicación refleja la importancia del trabajo no remunerado en el mantenimiento de los niveles de bienestar actuales en la sociedad española, niveles de bienestar en su mayor parte se deben a un trabajo invisible, no reconocido ni valorado socialmente. Agradecernos a Mª Ángeles Durán la posibilidad de publicar estos dos capítulos teóricos en nuestra revista.
El estado legal. El trabajo no remunerado en la Constitución española
El artículo 35. 1. de la Constitución española condena expresamente la discriminación por sexo en el trabajo. Y es un dato sociológico importante que no cite los otros factores de desigualdad (nacimiento, raza, religión,
opinión) mencionados conjuntamente en el artículo 14, probablemente, porque el texto legal no los considera tan probables o tan dignos de ser protegidos.
Hay en el texto constitucional una confusión o ambigüedad de grandes repercusiones políticas y sociales en torno al trabajo. Al no distinguir claramente entre trabajo y empleo, el primero se convierte en una situación genérica excesivamente vaga y desprotegida: aunque en este punto, la Constitución no ha hecho sino reproducir las carencias conceptuales de la sociedad española y, muy especialmente, de sus teóricos, políticos y sociólogos, Cuando una sociedad como la española sólo logra que una minoría de la población mayor de dieciocho años goce del privilegio de una relación de intercambio directa por remuneración de su fuerza de trabajo, el olvido de los ciudadanos es demasiado grave como para no preguntarse por sus implicaciones políticas.
Así, la Constitución interpreta el trabajo como una obligación y un derecho, pero no dice lo mismo del empleo. No dice que
el trabajo haya de ser de "libre elección", pero sí lo afirma a propósito del
"oficio o profesión". Y, sin embargo, el trabajo (y no el empleo) es el que
se afirma como generador del "derecho a la promoción y a la remuneración suficiente para satisfacer las necesidades propias y las de la familia".
Sólo un tercio de la población adulta española tiene empleo en la década de los noventa, y sólo para esta minoría poderosa tiene sentido la equiparación de empleo con trabajo. El resto de los adultos (mujeres adscritas a la producción doméstica, parados, estudiantes, enfermos, jubilados) tiene que inventarse otras fórmulas de interpretación de sus mecanismos integrativos en la sociedad española: puesto que si reconocieran que su quehacer no es auténtico trabajo, automáticamente habrían de aceptar que quedan fuera de la tutela
constitucional y pierden el derecho a la "promoción", "libre elección", "remuneración", "satisfacción de necesidades propias" y "satisfacción de las necesidades de su familia".
Este punto es uno de los más oscuros y contradictorios en el modelo igualitario de la Constitución española: de una parte afirma un igualitarismo radical (el derecho/ obligación de trabajar) y de otra nucleariza el sistema de recompensas en esa zona limitada del trabajo, inaccesible a la mayoría de la población, que es el trabajo vendido en el mercado.
Cuando la Constitución afirma en su título preliminar (Art. 1, 1 ) que "España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político", presenta la escala de valores básicos que deben orientar la construcción de una sociedad futura. Son valores "propugnados" (a defender) por el ordenamiento jurídico que se inició en 1978, derogando y reformando el ordenamiento jurídico anterior en tanto que los contradecía.
Como afirmación de valores y del "deber ser" de la sociedad española, esta declaración es al mismo tiempo esencial e inútil. Esencial porque realmente recoge las aspiraciones básicas, pero inútil porque los modelos abstractos encubren sin dificultad las tensiones entre los valores contrapuestos y las fórmulas organizativas enfrentadas. Ningún programa político negará abiertamente ninguno de
estos valores, pero el pacto social se creará o romperá en el acuerdo sobre el modo de jerarquizarlos e instrumentarlos.
Si el artículo 1.1 presenta el sujeto colectivo prioritario de la Constitución española, el artículo 14 contribuye a precisarlo en el nivel de los sujetos individuales cuando señala que "los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna...”. Si el
ordenamiento jurídico constituía a España en el Estado social y democrático de Derecho, la ley convierte a los españoles en iguales ante ella. Pero al reconocer la igualdad a "los españoles" "ante la ley", y sólo para impedir que “prevalezcan las discriminaciones", numerosas categorías de sujetos individuales y de ámbitos de la vida social van cayendo fuera de la protección constitucional; especialmente los "no españoles' y las
"actividades que no están reguladas por la ley", tan abundantes en el llamado ámbito de la vida privada. Entre ellas, el trabajo que se realiza de puertas adentro, en los hogares.
La Constitución es también un proyecto de acción, muy concordante con su clara referencia procesual contenida en el título preliminar. Las menciones más relevantes a la igualdad en este proyecto de acción se contienen en el artículo 9,2:
"Corresponde a los poderes políticos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas: remover los obstáculos que impidan o
dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y
social" .
En este punto, la Constitución se refiere a un sujeto básico de la igualdad que es el
"individuo", convertido en la última parte de la referencia en
ciudadano. Pero, junto al individuo, aparece la mención de "los grupos en los que se
integra": la redacción no es muy clara y tanto parece cobijar la igualdad de los grupos entre sí como la de los individuos en el seno de los grupos.
Como proyecto político-administrativo, el texto señala la obligación de los sujetos intermedios ("los poderes políticos") de contribuir a una tarea gigantesca:
la de promover las condiciones y la de remover los obstáculos que dificulten la aplicación del valor básico de la igualdad. Este es el punto de la Constitución que más se aproxima al modelo del igualitarismo radical, puesto que se trata de un objetivo de gran alcance en extensión y profundidad, no limitado a la infracción de la ley sino a situaciones generales de dificultad para su aplicación.
La participación implica un elevado grado de presencia en los grupos y las instituciones; no se agota en el "derecho" a participar sino en su correlativo "deber de participación". Y, si no es una forma disfrazada de obediencia, los participantes tienen que ser
co-responsables en la toma de decisiones y en el acceso a los riesgos y las recompensas.
En castellano, como sinónimos de trabajo suelen utilizarse los conceptos de "labor", “faena", “obra” o "tarea”, aunque hay entre ellos diferencias significativas. En estos usos no se restringe el concepto al trabajo remunerado o
asalariado. Sin embargo, en la literatura política y socioeconómica actual es común la utilización del término en una conceptualización muy restringida, exclusiva del trabajo asalariado.
Los que no participan directamente en la producción de mercancías sólo reciben conceptualizaciones vicarias, a través de otros, que les confinan en un estatuto teórico de “ajenidad". ¿Por qué esta exclusión? La respuesta hay que buscarla en la historia social reciente y en las pugnas entre el capital y los restantes factores productivos. A través de la pugna entre empleadores y empleados se ha creado una cultura que incluye sus propias normas y su propio léxico, en la que el derecho sindical, el derecho del trabajo y la economía del trabajo son sus más destacadas manifestaciones.
Puesto que se trata de una mediación entre fuerzas en oposición pero sometidas ambas a la misma
lógica de la producción de mercancías, el resto del trabajo ha permanecido fuera de su atención. Las luchas en torno al reparto del beneficio han sido tan profundas que la cultura política es en gran parte una cultura del trabajo frente al capital. El modelo implícito de ciudadano de las Constituciones contemporáneas es un sujeto individual, autónomo, independiente y libre; pero no hay una cultura política que interprete la posición de los dependientes o incapacitados. ¿Cuáles son sus derechos y sus obligaciones? ¿A quién le corresponde activar los segundos y los primeros?
En torno al trabajo se enfrentar ahora dos tipos de sistemas de reglas: las explícitas y las implícitas. Las primeras se refieren fundamentalmente al trabajo asalariado y estipulan los derechos y los deberes de los trabajadores, dando origen anualmente a una cuantiosa legislación, jurisprudencia e información. La apertura del análisis económico a los factores limitativos o posibilitantes de la organización (las limitaciones jurídicas, las cuestiones de jerarquía), se ha producido en la llamada Nueva Economía Institucional, pero la preocupación por lo social sigue centrándose en las derivaciones del mercado.
Las funciones básicas: desaparición, redistribución, sustitución o revalorización de las funciones
La igualdad entre los géneros plantea problemas de muy difícil solución, tanto teóricos como organizativos, porque aún pervive la sociedad española tradicional, familista y artesana, aunque bajo el nombre de sociedad postindustrial. Las mujeres han desempeñado tradicionalmente tres funciones básicas para la supervivencia de su propia sociedad:
a) Gestación de nuevas vidas.
b) Prestación directa de todos los servicios básicos al conjunto de la población a través de los hogares (alimentación, cuidado de la
salud, vestido, atención de viviendas, socialización inicial, etc.).
c) Cohesión afectiva y expresiva.
Estas tres funciones siguen siendo básicas, aunque hayan perdido importancia relativa y puedan entreverse cambios de tipo tecnológico y organizativo que acelerarían su transformación Si la igualdad (en el sentido de poder, honor, recursos atribuidos, etc) entre mujeres y varones ha de cumplirse: ¿Qué sucederá con las funciones diferentes que hasta ahora se les asignaban? ¿Se redistribuirán por igual entre ambos géneros, se suprimirán, se mantendrá la separación aunque corrigiendo hacia la equiparación su valor social, o se sustituirán por servicios sociales y avances tecnológicos?
La pretensión de mantener la sociedad abierta a las mujeres en sus nuevos papeles sociales, sin que por ello se descarguen de las funciones tradicionales, conduce directamente a la doble jornada o, peor aún, a la jornada interminable. La doble jornada es pura y simple explotación y no puede enmascararse bajo el argumento de que se trata de una opción voluntaria, Muchas mujeres la asumen como el precio de su libertad personal, pero no puede perdurar como solución satisfactoria a nivel individual ni a nivel colectivo.
De la respuesta a este problema nacen implicaciones políticas inmediatas. de ella dependen los programas de acción que cada grupo social propugna, y los recursos materiales y de todo tipo que se les asignen.
Aparentemente la más fácil de implantar es la igualación en el valor de funciones diferentes, que en general se corresponde con la posición mantenida por grupos de ideología conservadora. En este caso la acción política es sobre todo de tipo legal, con actuaciones sobre las leyes civiles para suprimir las disposiciones abiertamente devaluadoras y para reformar la imagen que ensalza los papeles y virtudes tradicionales mediante campañas de opinión pública.
Este igualitarismo diferenciador late en algunas fórmulas legales de implantación muy extendida como, por ejemplo, en la fórmula de la sociedad matrimonial en régimen de gananciales, en la que se reconoce la propiedad compartida de los bienes generados por ambos esposos durante su vida matrimonial con independencia del tipo de actividad económica que uno y otra hayan tenido. 0, asimismo, en la división paritaria de la herencia entre todos los hijos sin distinción de sexo. Pero el recuerdo de las muchas desigualdades de hecho que históricamente se han asociado con este reparto de papeles hace que las generaciones jóvenes de mujeres acojan esta propuesta con escaso entusiasmo.
La supresión de las funciones adscritas a las mujeres carece de sentido a nivel colectivo, pero cuenta con muchísimos adeptos y adeptas en el nivel individual. Puesto que no está al alcance de la mayoría de las ciudadanas /os la modificación visible de las estructuras sociales, una solución innovadora de mínimo coste (aparente) es la de introducir el cambio en el reducido ámbito de las
decisiones individuales. Con ello, si no se suprimen las funciones al menos se redistribuyen, y su ejecución se concentra en algunos grupos sociales que de grado o por fuerza tienen que asumirlas. El resultado ha sido que algunas mujeres (la generación intermedia) han tenido que asumir los papeles femeninos más tradicionales sin creer ya en ellos ni desearlos, para posibilitar a las mujeres de la generación siguiente (sus hijas) la integración educativa y laboral en papeles más igualitarios y modernos.
Los cambios más espectaculares se han producido en la función de gestación, con una caída muy fuerte de la tasa de natalidad. A ello han contribuido los cambios de creencias y valores pero también los avances tecnológicos (farmacológicos, médicos) y organizativos.
El grado de consciencia con que se ha producido el rechazo a la función de gestación es muy variable, igual que su grado de voluntariedad. Desde un punto de vista político, la gestación puede ser un tema importante que afecte a la mayoría de los recursos y acciones colectivas: por ejemplo, a la investigación (priorizando o prohibiendo la investigación sobre planificación de natalidad, reproducción asistida, etc.), a la enseñanza (incluyendo o excluyendo de los programas las materias relativas a demografía, coste del capital humano, prácticas de control, etcétera), al sistema sanitario (facilitando o rechazando los centros de planificación, aborto, etc ), a las leyes fiscales y penales, al sistema de pensiones, a la apertura o cierre a la inmigración, etc. Puesto que las
consecuencias de la mayor o menor aceptación de la función de gestación desbordan al ámbito de lo privado la
decisión política de no intervención o la intervención de escasa incidencia es
en sí mismo una medida política de Primera magnitud.
A corto plazo, los efectos de la caída de natalidad se han equilibrado
parcialmente con los de la caída de mortalidad, pero a medio plazo los efectos serán muy importantes tanto respecto a las relaciones sociales dentro de España (modificación de la estructura generacional) como a las relaciones con otros países
de mayor presión demográfica y menores recursos económicos. Si los españoles (como así señalan tocios los sondeos de opinión) siguen deseando una natalidad baja, tendrán que irse preparando para
su transformación en una sociedad diferente, con un fuerte peso de la población jubilada y una progresiva ocupación de los puestos de trabajo peor retribuidos por inmigrantes de otras etnias y culturas.
Otra vía de cambio es la redistribución de funciones entre los dos géneros.
En las tres funciones básicas que desempeñan las mujeres en España (gestación, prestación de servicios y cohesión afectiva) pueden
observarse cambios ininterrumpidos hacia una mayor redistribución en los últimos treinta años, pero es un cambio lento, con variaciones de ritmo y largos períodos de estancamiento en algunos aspectos específicos. Los límites biológicos en la función de gestación son
-al nivel actual de la ciencia y aun recordando que ciencia y política van inseparablemente
unidas- por ahora inamovibles. Por tanto, no cabe esperar una total redistribución, sino sólo un grado mayor de intervencionismo, voluntariedad y eficacia técnica para la reducción de esta función o para su fortalecimiento.
La prestación de servicios básicos se inicia con los cuidados en torno a la gestación que, fuera de imperativos biológicos, pueden ser proporcionados indistintamente por uno u otro género al conjunto de la población. Sin embargo, ni en los cuidados en torno a la gestación o a la infancia ni en el resto de los servicios (higiene, alimentación, cuidado de enfermos, vestido, etc.) ha habido cambios espectaculares de redistribución de funciones entre los géneros en los últimos treinta años. El consumo global de servicios (los producidos tanto domésticamente como a través del mercado) ha crecido de un modo exponencial: de hecho, la mayor parte del trabajo mercantil de las mujeres se aplica actualmente al sector servicios como parte del proceso de acceso por parte de las mujeres a Papeles tradicionalmente masculinos. El acceso al trabajo remunerado en el sector servicios no se ha acompañado de la correspondiente reducción del trabajo para producción de servicios no remunerados en el sector doméstico, al contrario, la demanda de cantidad y calidad dentro del ámbito doméstico ha crecido aún más que en el mercado, neutralizando el efecto de la mejora de recursos tecnológicos y organizativos (electrodomésticos, redes de aprovisionamiento de agua,
energía y productos para el consumo y de la ligera, aunque perceptible, participación de los varones en la producción doméstica de servicios.
En la función de cohesión afectiva y expresiva es donde radican los mayores problemas de definición, medición y comparación. Tal vez el reconocimiento de que ésta es una función desempeñada principalmente por las mujeres haya cumplido con el objetivo más o menos consciente de llamar la atención en el análisis hacia el lado "bonito" de las relaciones entre géneros para desligarla de otros aspectos menos gratos a la auto imagen de género de los analistas, tales como la forzosa prestación de servicios o la exclusión de la vida pública y el confinamiento en el ámbito privado y doméstico. En cualquier caso, también aquí se ha producido una modificación en el contenido de los papeles del género: sobre todo en los últimos diez
años, los medios de comunicación han presentado con frecuencia “modelos" masculinos muy expresivos, subrayando cualidades relativamente nuevas en el arquetipo masculino, tales como la ternura. Entre los "modelos" femeninos se han presentado también con relativa frecuencia las cualidades de eficacia, ambición e independencia, más vinculadas tradicionalmente a la producción mercantil que a la función expresiva y afectiva.
La sustitución o complementación del trabajo doméstico no remunerado por servicios (públicos, privados y de voluntariado) es una vía de cambio social que ha crecido extraordinariamente en los últimos años, tanto en España como en todos los países de la
U.E. No obstante, su crecimiento no es suficiente para cubrir la necesidad de cuidados de la población con escasos recursos monetarios, especialmente la
de edad avanzada.
.................................................
PRINCIPIOS DE BANCA
ÉTICA
Roger Sunyer i Tatxer
Coordinador COOP57 Serveis
Financers Étics i Solidaris
El autor recoge en este artículo los principios que regulan la llamada Banca Ética, reflejando una de las experiencias surgidas en este ámbito, la Cooperativa Coop 57
¿Qué es la banca ética?, ¿Es ética la banca ética?, ¿Si es ética, las entidades financieras convencionales no lo son?. Éstas son algunas de las preguntas típicas que nos planteamos la primera vez que oímos hablar de este tema. A muchas personas les sorprende la conjunción de los dos vocablos banca y ética, otros creen que se trata, simplemente, de una moda pasajera, La gente de banca convencional se lo mira con cierta desconfianza mientras los sectores más alternativos temen que no sea una operación más de las fuerzas del capital financiero, una especie de maquillaje, una forma de “vamos a cambiarlo todo para que todo se mantenga igual". Y bien, lo cierto es que probablemente todos tienen parte de razón: por un lado hay pruebas palpables que no se trata de una experiencia fugaz, que se trata de realidades con raíces profundas de reivindicación de justicia social. Desde las grandes tradiciones ideológicas del continente como el cooperativismo o los movimientos de
iglesia, pasando por los movimientos de protesta contra la Guerra del Vietnam, en Estados Unidos, hasta los movimientos ecologista y pacifista de la década de los
ochenta en Europa. Por otro lado, también es cierto que, últimamente, y cada vez más, la banca convencional se añade a la creación de iniciativas de financiación ética y solidaria orientadas a mejorar su imagen y, de paso, despistar la mirada crítica que cuestiona la injusticia inherente en el sistema financiero convencional.
Si bien la banca ética es un fenómeno bien conocido en otras latitudes pero no en España, también es cierto que durante la década de los noventa han surgido varias iniciativas', tendencia que no ha hecho sino confirmarse a principios del nuevo siglo. Ante esta situación por un lado exitosa, y de la cual todos tenemos que felicitarnos, en la medida que se demuestra que el tema interesa cada vez más y cada vez hay más gente motivada para hacer un uso coherente de sus ahorros, también es cierto que es cada vez más necesario el debate sobre el qué es la banca ética y qué no es. La finalidad de este debate debería ser aportar elementos que permitiesen distinguir aquellas iniciativas con carácter ("ethos") propiamente ético de las simples operaciones de marketing o de otras iniciativas que, aunque muy loables, no dejan de ser reformulaciones de la vieja y conocida caridad o no dejan de ser proyectos de financiación que no cuestionan para nada el origen de esos recursos.
El objetivo de éste artículo no es otro que exponer una serie de principios que aporten elementos de distinción entre unas iniciativas y otras. Para acabar expondré unas pinceladas de la experiencia de COOP57 como uno los referentes de banca ética en
España. Lógicamente, los principios que se exponen están estrechamente relacionados, de manera que resulta complicado hablar de unos sin hacer hincapié en los otros. De hecho, la exposición en principios obedece a una simple finalidad didáctica y expositiva porque, en definitiva, todos ellos forman parte del conjunto poliédrico e inseparable que podemos llamar Banca Ética.
Principio de Ética aplicada
Existe un consenso bastante amplio en considerar el término "Ética" proveniente, etimológicamente, del griego "ethos", entendido como "carácter" o "manera de ser", Del mismo modo, el término
"moral", proveniente del latín “mos-moris" se traduce habitualmente por "costumbres", "carácter" o “forma de vivir". A partir de esta definición, podemos reconocer, por tanto, que los humanos nos caracterizamos, entre otras cosas, respecto a los animales, por la posibilidad, y libertad, de configurar nuestro propio carácter. Y así como las personas podemos disfrutar de este privilegio
-o no también las organizaciones, y por tanto los bancos, adquieren su propio carácter para responder a sus propios retos. Las organizaciones. pues, van adquiriendo un carácter determinado, en función de los valores que incorporan, de los hábitos que asumen en su vida cotidiana. Éste carácter influye en las personas y viceversa, porque las personas también se hacen
moralmente en sus profesiones y organizaciones, al menos en parte, y estas toman un matiz u otro en función de las personas que trabajan en ellas.
La distinción entre moral y ética se hace necesaria, pese a todo, porque la moral forma parte del vivir de los humanos, sean o no expertos en ética, mientras que esta requiere un aprendizaje y un lenguaje especializado. Moral y ética por tanto, más que dos conceptos absolutamente distintos e incomunicados, se encuentran interrelacionados. Es un caso más de la problemática relación entre teoría y práctica.
Cualquier teoría por el mismo hecho de serlo, va siempre conectada estrechamente a alguna praxis. En definitiva, en la manera de "mirar" la praxis, es decir, la manera de hacer teoría encontramos intereses, dificultades y aspiraciones. Pero toda praxis también contiene siempre algún tipo de reflexión teórica (si no es puramente mecánica o animal), es decir, conectada a un sistema de ideas, que es lo que capacita para argumentar en favor o en contra de esa praxis. La experiencia humana es constitutivamente teórico-práctica. Teoría y praxis se dan siempre en tensión complementaria y de enriquecimiento mutuo. Es aquí donde encontramos una de las claves distintivas de la banca ética.
En definitiva la moral es una conducta responsable y libre -según Aristóteles, un arte práctico como la política- y elemento teórico de la praxis moral. La ética por tanto, se encargará de descubrir los rasgos de lo moral y de lo que hace que lo sea o no, fundamentará las razones de la moral y finalmente, aplicará los principios en un ámbito concreto.
Así, la banca ética será la aplicación de estos principios morales, justos, en la actividad propiamente bancaria y financiera y su permanente actualización. Es decir, para decirlo más claramente, lo que distingue una banca ética radica en el hecho que su actividad esencial siempre será actuar como una entidad financiera (con los servicios financieros que ello implica) aplicando en la más mínima de sus acciones aquellos principios morales que considere. Eso hace, por ejemplo, que Francesco Bicciato Director de la Fondazione Choros de la Banca Ética italiana diga que "lamentablemente tenemos 26 millones de Euros invertidos en títulos del estado. Y digo, lamentablemente, porqué es la única inversión que nos garantiza un uso más o menos ético"'. Es decir, la falta de productos de inversión realmente éticos hace que, de momento, opten por esta vía pero en el momento que encuentre un fondo ético auténtico se podría invertir. ¿Qué es lo que motiva ésta insatisfacción? ¿El interés por la rentabilidad financiera? ¡No, claro que no, el interés por la rentabilidad ética!!!.
La Banca Ética es, pues, una entidad que intenta asumir un carácter determinado, un
carácter, una manera de ser que la hace coherente con nuestros propios principios, nuestro propio
carácter. Entiendo, por tanto, para acabar, que el esfuerzo continuo, incansable, para acomodar la entidad su
carácter, a una aplicación ética lo más exigente posible es lo que caracteriza un banco ético de una entidad convencional con ciertos productos financieros éticos. El principio que aquí hemos llamado de
Ética Aplicada implica, pues, esta tarea continua de reflexión sobre la
aplicación de los principios que deben orientar nuestra acción para actualizarla de acuerdo con la profundización de los principios éticos y solidarios. Se trata de entender la ética como proceso, La Banca Ética como entidad que adapta sus principios a las exigencias éticas de la sociedad.
Principio de Coherencia
El principio de coherencia hace referencia al objetivo de evitar lo que podríamos considerar una especie de paradoja participativa en la medida que nos manifestamos en actos, campañas y manifestaciones por una economía más humana, un mundo sin armamento o sin nucleares, mientras nuestros ahorros pueden estar contribuyendo, aunque indirectamente, a financiar justo lo contrario, es decir, empresas de armamento, centrales nucleares, deforestación o explotación de los derechos básicos de
l@s trabajador@s.
Sin ir más lejos, éste es uno de los orígenes modernos de las inversiones éticas. En los Estados Unidos, concretamente, se crean las primeras iniciativas de inversión ética en el marco de los movimientos sociales de rechazo a la guerra del Vietnam, cuando en los diversos sectores (universidades, de iglesia. .) se dan cuenta que sus ahorros e inversiones se dirigían justamente a financiar las empresas de armamento que producían el material bélico para la guerra. Otro ejemplo de origen moderno de las inversiones éticas, ligado a la necesidad de coherencia, lo encontramos en el Reino
Unido. El gobierno británico apoyó la política de embargo económico, decretado contra Sudáfrica por las Naciones Unidas, con el objetivo declarado de presionar el citado país para que diese fin a su política racista. Pese al embargo decretado, muchas empresas violaron el decreto. De ese modo, pese a la pasividad gubernamental, por iniciativa, en primer lugar, de la población negra y con el apoyo de amplios sectores sociales, ONG, etc, se empezó a investigar las empresas británicas que violaban el decreto y se empezó una campaña para boicotearlas tanto desde el punto de vista de las personas que consumen como de las que
invierten.
Desde entonces, en todas partes proliferan situaciones donde los diversos colectivos sociales toman conciencia
-a menudo por accidente- de la importancia de controlar el destino de sus ahorros así como los grupos de oposición a la guerra de Vietnam descubren que su dinero se ha invertido en empresas de venta de armas, diversas asociaciones médicas se dan cuenta que poseen títulos de empresas de tabaco, que grupos de Iglesia invierten en armamento... A partir de la constatación de esta paradoja
las inversiones éticas intentan pasar del viejo círculo vicioso a la creación de auténticos círculos virtuosos donde el ahorro y la inversión de entidades y personas que creen en una economía al servicio de las personas se dedica exclusivamente a empresas e iniciativas sociales coherentes con este principio. Esta proliferación de fenómenos desemboca en la creación de bancos éticos. Efectivamente, la lista de bancos éticos y de iniciativas que impulsan esta necesidad de coherencia se extiende rápidamente: el Triodos Bank, fruto del movimiento antroposófico de Rudolf Steiner, se crea el 1980, el Oëkobank, impulsado por los verdes alemanes, en 1988, la Banca Alternativa Suiza en 1990 y, ya más recientemente, la Banca Ética italiana en 1998. En España, se crea la Fundació Acció Solidária Contra l'Atur en 1984, COOP57 Serveis Financers Étics i Solidaris se crea en 1995 y, ya posteriormente, Oikocredit Cataluña el 2000".
Principio de Compatibilidad
Otra característica fundamental de la banca ética es aplicar el principio de la compatibilidad entre rentabilidad financiera y rentabilidad social. Esta compatibilidad significa que un aspecto no puede ir desligado del otro. A partir de esta premisa, la concreción varia según los casos. Así podemos encontrar bancos éticos que proponen que el socio /a elija el tipo de interés que quiere percibir: a nivel de mercado, en torno a la mitad del que ofrece el mercado o, incluso, la renuncia al cobro de intereses.
Sin embargo, la banca ética necesariamente tiene que ser viable económicamente y debe perseguir la obtención de beneficios, Obviamente, los beneficios que obtiene'" no son los mismos que los de las entidades convencionales no porqué no inviertan en proyectos viables sino por el hecho de que descartan negocios en principio muy rentables financieramente pero negativos desde el punto de vista de
la rentabilidad social. Tal y como comenta Peter Blom, Director General del Triodos Bank holandés "yo les digo a mis accionistas que si quieren
podemos obtener un beneficio del 1º% pero eso implicaría dejar de financiar ciertos proyectos y aumentar el precio del dinero que estamos
dejando". O como comenta también Francesco Bicciato, Director de la Fondazione Choros de la Banca Ética
italiana "El principal valor de los bancos tradicionales es la maximización de beneficios a cualquier precio. Nosotros somos diferentes, ya que si hay costes medioambientales y sociales muy elevados, nosotros no queremos maximizar beneficios".
De este modo, parece claro que en las experiencias de banca ética el criterio de máxima rentabilidad
exclusivamente financiera deja paso al principio de compatibilidad entre rentabilidad financiera y rentabilidad social: proyectos de economía social,
creación y mantenimiento de puestos de trabajo, protección del entorno ambiental, etc.
Si la compatibilidad entre rentabilidad financiera y social es uno de los elementos esenciales de la banca ética también lo es su sustentabilidad
mediante operaciones financieras, mediante la canalización del flujo del ahorro a la inversión. Frente a esta
situación, las experiencias de banca ética cobran intereses por los préstamos a menudo superiores, incluso, a los del mercado. Este hecho se explica por volúmenes de pasivo muy menores respecto al de las entidades financieras convencionales y también por la tarea de seguimiento y apoyo a los proyectos que, lógicamente
aumentan sensiblemente los costes de gestión. De todas formas, como decía recientemente Patrick Sapie, Director de la
ADIE a I'Îe-de France, la banca ética no se caracteriza tanto por ofrecer préstamos a tipos inferiores del mercado sino para facilitar el acceso al crédito, como un derecho, a sectores o proyectos que quedan excluidos del crédito convencional (cooperativas que empiezan su actividad, asociaciones, emprendedores /as... ).
Por otro lado, no hay que olvidarlo, la banca ética ofrece rentabilidad a los ahorros de las personas que aportan de manera que el margen entre lo que cobra por los préstamos y lo que paga a sus socios es lo que le permite ser sustentable e independiente. Dicho de otro modo, en el caso de una cooperativa, los/ as socios /as serían los que decidirían cuáles son los márgenes que quieren establecer o, en el caso de ahorradores /as particulares, tal y como decíamos en el inicio de este Principio, eligiendo los tipos de interés que quieren cobrar desde el 0% hasta un tipo de interés parecido al de las inversiones tradicionales’.
Dicho esto, por tanto, podríamos concluir, como definición sintética, que un banco ético es una institución que invierte o presta dinero con finalidades éticas, sociales, sin renunciar a finalidades estrictamente financieras.
Principio de Participación
El fenómeno de la banca ética, considero, debe entenderse en el contexto de un creciente proceso de participación ciudadana más allá de la
participación clásica de las democracias representativas modernas. La creciente pérdida de soberanía de los estados por efecto de la globalización económica y, consecuentemente la pérdida de control social que el estado podía ejercer supone a la vez un impulso, de nuevo, de movimientos sociales de carácter transnacional o global que trabajan para reconducir el creciente descontrol e irresponsabilidad mundial.
Con la proliferación del fenómeno de la globalización es cada vez más palpable que la simple participación tal y como la definen las modernas democracias es insuficiente como acostumbra a pasar, pese a un tradicional pesimismo sobre la capacidad de cambiar las cosas, la realidad se impone a la formalidad o a la legalidad y desde hace años, movimientos sociales cada vez más numerosos proponen fórmulas de participación “política" más allá de las convencionales. Si habitualmente tenemos el voto electoral, fenómenos como el del comercio justo, el consumo responsable o la banca ética proponen, de algún modo, el
voto-consumo y el voto-ahorro/ inversión. La banca ética plantea aquí uno de sus aspectos más innovadores en el sentido que, a parte de contribuir localmente con su actividad de financiación diaria, contribuye a sensibilizar a las personas ahorradoras /inversoras para que boicoteen aquellas empresas que vulneren flagrantemente nuestros propios principios éticos. Así, de nuevo, del círculo vicioso se pasa al círculo virtuoso que comentábamos respecto del Principio de Coherencia.
El Principio de Participación implica, también, que la toma de decisiones se efectúa de manera democrática. Este hecho relaciona aún más la idea de banca ética con la larga tradición cooperativa de democracia
económica". La participación, sin embargo, no puede quedar reducida a la acción formal de votar sino que l@s soci@s o accionistas deben participar (formar parte) en la definición de la política ética de la entidad, en la priorización de los criterios (mediante encuestas, entrevistas, debates...). Sin ir más lejos, el Cooperative Bank utiliza el método de las encuestas para definir y concretar su política
ética'".
En definitiva el principio de participación implica que las personas que ahorran/ invierten son las soberanas de la entidad (sin distinción de capital), participan en la definición de la política ética, no entendida como un decálogo sino como el núcleo inspirador de la práctica diaria. En definitiva, la aplicación de la famosa autogestión financiera.
Principio de Transparencia
La aplicación de este principio implica aplicar una transparencia absoluta de la gestión de la entidad tanto en la concesión de préstamos como en las inversiones. Por ejemplo, COOP57 Serveis Financers Etics i Solidaris, las personas socias y adheridas saben perfectamente a qué proyectos se destinan sus recursos. Lo mismo pasa con la Sociedad Financiera
NEF, en Francia, dado que publica cada año su memoria anual haciendo constar todos los proyectos financiados, el importe y el plazo de modo que todo el
mundo pueden hacer el seguimiento del cumplimiento de los principios de la entidad. Y podríamos seguir con el resto de experiencias de banca ética,
La transparencia, aparte de demostrar que se intentan aplicar los principios éticos aprobados, supone un segundo nivel de implicación de
l@s soci@s. Dicho de otro modo, cuando la Asociación FETS organizó la campaña de sensibilización con la pregunta “¿Sabes donde va tu dinero?" sirvió para que muchas entidades, en Cataluña (ONG, asociaciones, cooperativas, fundaciones ) y personas físicas se planteasen electivamente qué se estaba haciendo con su dinero. Ante esta cuestión, sin embargo, parece obvio que otra gente mas bien respondería
–"¡No, ni quiero saberlo". El principio de coherencia, antes citado, apelaba a la coherencia del uso de nuestros ahorros a partir de la constatación de la paradoja participativa o de la constatación de una contradicción permanente, pero si uno no es del todo consciente...
Así pues, tal y como yo lo entiendo, la transparencia es una condición necesaria para implicar a la ciudadanía en la gestión, en la aplicación de los principios éticos en la actividad diaria. Así, quizá incluso algún día será popular aquello de "Dime donde ahorras y te diré quien eres” o, en su versión más emprendedora, “Dime donde inviertes y te diré quién eres". Finalmente, la transparencia de la banca ética es aquello que le da legitimidad para pedir a las cooperativas, las ONG, las asociaciones, las administraciones o las personas un uso coherente de sus propios recursos.
Principio de Implicación
Si bien es cierto que muchas inversiones éticas se basan en un criterio
negativo también es cierto que aquello que caracteriza propiamente un banco ético es la adopción de un criterio positivo en su política de
inversiones .
En la práctica, cualquier inversión conlleva una serie de implicaciones sociales, medioambientales, distributivas y éticas, que casi nunca se incluyen en los balances financieros. El resultado de un análisis exclusivamente financiero ignora este tipo de efectos, de modo que efectúa un cómputo equivocado de los resultados, positivos o negativos, de la iniciativa de la inversión, Si
toda inversión tiene implicaciones éticas, el propósito de la inversión ética es hacer explícitas e internacionales estas implicaciones. En parte, el objetivo es dar expresión a preferencias éticas específicas. A parte, pues, de seguir el criterio negativo, además, adopta un carácter proactivo invirtiendo en proyectos que sí consideran cumplen los principios éticos establecidos (proyectos cooperativos, de energías renovables, comercio justo, autoocupación, inserción sociolaboral.. ). Aparte de reivindicar el papel del sistema financiero como facilitador del flujo del ahorro y la inversión productiva, la banca ética propone una alternativa real concreta y existente.
La implementación de la política ética, tal y como citábamos al inicio en referencia al Principio de Ética Aplicada, no se limita a una simple declaración de principios. Se trata de
integrar los principios en el carácter de la entidad. Obviamente, la declaración de principios enmarca los criterios de actuación pero aquí, como siempre, el reto fundamental es la aplicación, la implementación de estos principios. Desde el punto de vista de las inversiones financieras se trata, por tanto, de colocar los recursos en productos éticos pero el reto real es saber si realmente se cumplen los principios que se explicitan. Por eso, existen las empresas de investigación ética y social cuya función principal es comprobar que las empresas susceptibles de invertir cumplen los principios declarados en la política de la entidad (no-armamento, no nucleares, no apoyo a regímenes dictatoriales... ). EIRIS, en Inglaterra, es una de estas empresas y una de las más emblemáticas. El problema, no obstante, no termina aquí porqué también deberá profundizarse en como se hace esta investigación, qué criterios y qué niveles de exigencia se aplican para evitar, de nuevo, paradojas donde conocidas multinacionales, con responsabilidades demostradas en situaciones de genocidios culturales o actuaciones graves en zonas ecológicas del planeta, puedan ser líderes en determinado tipo de rankings éticos.
La creación de Comités Éticos también suele ser un recurso habitual en la medida que sirven como órgano que vela por el cumplimiento y aplicación de la política ética, pese a que a menudo actúan como comités de seguimiento general, por ejemplo, del tipo de análisis social que se hace de los proyectos financiados, la política de inversiones de la entidad... De hecho, la implementación del
doble análisis económico y social es una de las cuestiones más importantes. Así, cuando un proyecto solicita financiación, el análisis económico no podrá ir desligado del análisis ético o social. Parece claro, sin embargo, que en España, la aplicación de metodologías objetivables para esta forma de análisis se encuentra aún en fase embrionaria.
Una experiencia: COOP57 Servicios Financieros Éticos y Solidarios
Tal y como citábamos al inicio de este artículo, según nuestra opinión, los rasgos esenciales de la Banca Ética residen en la aplicación de todos y cada uno de los principios expuestos. Es, precisamente, su aplicación, más o menos exhaustiva, más o menos objetivable, lo que nos puede ayudar a distinguir claramente, por tanto, una banca ética de una entidad financiera convencional.
En resumen, la banca ética parte de la idea que una de las claves éticas de nuestro tiempo consiste en darse cuenta que son los juegos de "suma
no-cero", y no los de "suma cero", los que nos llevaran a progresar de un modo sostenible y justo. Si bien en los primeros se cree que todos pueden ganar, que la cooperación es para todos más beneficiosa que el conflicto, en los juegos de suma cero lo que unos ganan lo pierden los otros, con lo cual se potencia una cultura del enfrentamiento. Siguiendo, pues, este razonamiento ¿No es posible que la lógica de la banca se socialice y tenga más presentes las personas más
desfavorecidas, las empresas viables que aplican criterios éticos en su gestión
(no-explotación ni precarización de los /as trabajadores /as, inversiones responsables, relación con proveedores, democracia, transparencia... ) sin que, por eso, deba perder su especificidad? ¿No es posible que se le exija que trabaje para la justicia social y, sobretodo, invente procedimientos para incorporar a los sectores con más dificultades con el objetivo de que dejen de serlo? ¿Los bancos éticos, por tanto, no podrían ser una formulación práctica de esa vieja estrategia según la cual hay que buscar la conciliación de intereses no porqué sean antagónicos sino cooperadores?.
El reto que plantea la banca ética no es tanto incorporar unos determinados principios puntuales, tener en cuenta ciertos valores, sino generar actividad económica desde una perspectiva diferente, desde una perspectiva radicalmente diferente al paradigma dominante del capitalismo irresponsable. Por lo tanto, con un carácter distinto del que aplican las entidades convencionales. Por eso, aquello que distingue la banca ética de las entidades financieras convencionales es la inserción en su propio código genético de los principios expuestos, no como una simple opción estratégica, de marketing, sino como una opción ineludible.
COOP57, pese a que no es una banca, intenta aplicar los principios de la banca ética. Creada en 1995, en Barcelona, a partir de un fondo de solidaridad para
auto-ocupación, COOP57 se ha ido desarrollando como un instrumento de financiación
alternativa liderado por el movimiento cooperativo pero abierto a la economía social y solidaria. Desde su origen ha aprobado la financiación de más de 50 proyectos de economía social por un importe superior a los 800.000 Euros. Y eso sin renunciar al objetivo legítimo de percibir una rentabilidad justa para nuestros ahorros.
Siguiendo el principio del derecho al crédito de toda propuesta emprendedora socialmente viable, y asumiendo que este derecho debe hacerse efectivo a un coste equiparable al que soportan las macroempresas y especuladores financieros en el mercado bancario
-es decir, más o menos el interés preferencial del dinero-, ha generado una realidad que ha conllevado, directa o indirectamente a la creación o mantenimiento de 1.000 puestos de trabajo estables, en proyectos que han primado la innovación (Sodepau, asociación que desarrolla el comercio justo); el respeto al medio ambiente (Innova, cooperativa dedicada a la implantación de sistemas de gestión ambiental basada en energías renovables); la autoocupación colectiva de gente joven (ExLibris-
cooperativa dedicada a los servicios editoriales creada por ex-estudiantes de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB); en ámbitos de compromiso social y de economía social como la Asociación Els Tres Turons, dedicada a la
integración de personas con graves deficiencias de salud mental; o la Asociación SURT de Reinserción Sociolaboral de mujeres.
La banca ética, sea bajo la forma que sea, es una realidad en Europa con más de veinte y treinta años. En España el proceso queda más retrasado sin duda por el hecho de haber padecido hasta los 70, y también en la década posterior, los efectos de cuarenta años de dictadura franquista. Pese a todo, COOP57 es una de las iniciativas que se consolida en ese sentido. Con unos fondos propios de 662.000 Euros ( 110.000 000 Ptas. ), y con la previsión de gestionar 3.000.000 de Euros el 2004 (500.000.000 de Ptas.), ha prestado más de 360.000 Euros (60.000.000 Ptas.) este año y todo sin renunciar al objetivo de renunciar a una rentabilidad justa para los ahorros de las personas aportantes. Y todo eso con una estructura
-mínima y horizontal- que no genere un aparato que se retroalimente, donde las asambleas son realmente los ámbitos de debate y tema de decisión soberana y procurando dotarse de un "know how" técnico que nos aleje de voluntarisrnos. Por eso COOP57 sigue trabajando, generando beneficios para su proyecto, para las personas que invierten y ahorran sus fondos y con una tasa de impagados igual a cero.
Siguiendo el principio del derecho al crédito de toda propuesta emprendedora socialmente viable, y asumiendo que este derecho deber hacerse efectivo a un coste equiparable al que soportan las macroempresas y especuladores financieros al mercado bancario, COOP57 se ha consolidado como una iniciativa de banca ética real que ha llevado, como decíamos, directa o indirectamente, a la creación o mantenimiento de 1000 puestos de trabajo. Por eso, podemos decir con voz alta y un orgullo legítimo, en palabras de
Josep Mª Vilaseca, Presidente de COOP57, que tenemos una entidad representativa de la idea de banca ética en la medida que durante, sus ya 6 años de existencia, ha cerrado el círculo de aportación de recursos de la economía social y el ahorro popular
-> autogestión de las aportaciones -> inversión en proyectos de la economía social con criterios éticos
-> retorno del sector de origen con liquidez. Y eso, con un sistema organizativo riguroso, alternativo, transparente, fiel a los principios de banca ética expuestos en este artículo.
---------------
Notas
---------------
1 Tal seria el caso de la Banca Etica italiana 0 el Cooperative Bank inglés
2 Tal seria el caso de Oikocredit.
3 Tal seria el caso de la creación del Oëko-Bank, el año 1988, por parte del movimiento ecologista
alemán.
4 A parte de COOP57 Servicios Financieros Éticos y Solidarios, podemos citar: Oikocredit.
Cataluña, Reas-Euskalerria, Proyecto Trust en Madrid, varias iniciativas de libretas éticas
(Caixa Popular, Caixa Pollença... ), Fundació Un Sol Mon de Caixa Cataluña,
aparición de fondos de inversión solidaria y éticos, entidades de análisis para los fondo de inversión como la Fundación Ecología y
Desarrollo en Zaragoza etc...
5 Sigo en todo este apartado la argumentación y exposición de Josep Mª, Terricabras a TERRICABRAS,
J.M: Etica i llibertat.- Barcelona, Curial, 1989.
6 ALSINA. O. (coord.) - Banca Ética. Molt mes que dliners.- BARCELONA: FETS, 2001. El libro recoge las ponencias que varios representantes de bancos éticos de todo el mundo presentaron en el
1er Congrés Internacional de Banca Ética a Cataluña, organizado por la Asociación FETS en octubre del 2000. La edición en castellano e inglés está en preparación.
7 Aquí resulta clave el matiz: no es tanto la discusión sobre los principios sino la discusión sobre la aplicación de esos principios.
8 Así, el primer fondo de inversión ética se crea el 1984.
9 Ver nota 4.
10 El Triodos Bank obtuvo, por ejemplo, un beneficio de 2.806.000 Euros el año 2000.
11 ALSINA O (coord.),- Banca Ética, Molt més que diners.- BARCELONA: FETS 2001
12 Ídem
13 Association pour le Droit à I'Initiative Économique, entidad de
ámbito estatal especializada en facilitar el acceso al crédito a los sectores más excluidos.
14 Es la llamada autodeterminación del tipo de interés, que propone por ejemplo la Banca Etica italiana.
15 GARCÍA, J.; VIA, J.; XIRINACS, Ll.: La dimensió cooperativa.- BARCELONA: Icària, 2001.
16 ALSINA, O.; SUNYER, R.: Informe sobre la Banca Etica a Europa. BARCELONA : Fundació Jaume Bofill, 1998.
17 NEF (Nouvelle Economie Fraternelle) banca ética francesa de inspiración
antroposófica.
18 Es el caso de los Fondos de Inversión Éticos llamados así porque invierten en empresas que vulneren los principios establecidos por el propio fondo
(no-armamento, no nucleares, no-explotación infantil ... ) pero sí en el resto de inversiones.
19 Es decir, no solo excluir determinados tipos de inversiones sino, además, promover aquellas iniciativas con un proyecto social más evidente.
