Organizaciones Cooperativas

 

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nº 2 · 2000

 

 

 

 

INVESTIGACIÓN SOBRE MUJERES Y COOPERATIVISMO EN LA COMUNIDAD DE MADRID.

Cristina Fernández Plaza, experta en políticas de igualdad comunitaria.

Recientemente, he realizado por encargo de AMECOOP una investigación sobre la situación de las mujeres en el entorno cooperativo madrileño. Se trataba de analizar sobre todo aspectos relacionados con el tipo de empleo (tipo de jornada, tipo de contrato) y las posibilidades de promoción y aspectos relacionados con lo societario y la presencia en los órganos de toma de decisión.

Las principales conclusiones de la investigación son las siguientes:

  • La participación de las mujeres en las cooperativas de trabajo asociado madrileñas supone un 39% del empleo. Este dato se corresponde con la situación de la mujer ocupada en el mercado de trabajo madrileño.

  • Las cooperativas formadas solo por mujeres son el 20% del total y las formadas solo por hombres el 39%. Los sectores y actividades económicas a las que se dedican ambos grupos de cooperativas están marcadamente influenciadas por la feminización y masculinización de determinadas actividades. Las actividades de las cooperativas de mujeres se sitúan mayoritariamente en asistencia a domicilio, educación y ocio infantil, salud, confección y limpieza. Las actividades de las cooperativas de hombres son: industria del metal y otras, reparaciones e instalaciones, construcción, transporte, informática.

  • La representación de mujeres en los Consejos Rectores de las cooperativas mixtas se sitúa en un 35%.

  • Existe una fuerte correlación entre jornada parcial y género, ya que el 67% de los puestos a tiempo parcial están ocupados por mujeres.

  • El empleo temporal en las cooperativas (trabajadores/as por cuenta ajena con contratos temporales), aunque es muy pequeño -27% del total del empleo- está distribuido de forma bastante equilibrada aunque afecta un poco más a las mujeres, que representan el 56% del mismo.

  • En cuanto a las categorías profesionales, las mujeres son mayoritarias en los puestos administrativos, y se reparten casi equitativamente los puestos Técnicos y niveles directivos. Por el contrario, son minoritarias en las categorías de personal cualificado, no cualificado y otras categorías.

  • El 66% de las cooperativas realizan actividades de Formación Continua. Cuando es la cooperativa quien organiza los cursos, el 32% lo hace dentro del horario laboral. El 93% de las cooperativas afirman promover la participación de las mujeres. Sin embargo, el 65% de las cooperativas que realizan los cursos fuera del horario laboral declararon no tener sistemas de apoyo para el cuidado de niños/as o personas dependientes.

  • Se ha detectado que existe una participación equilibrada de las mujeres en las actividades de formación continua -bien sean internas o externas-. Sin embargo cuando los cursos no son gratuitos, las cooperativas que han pagado cursos han enviado en un 53% de los casos solo a hombres.

  • El 58% de las cooperativas declaran tener un horario flexible. Sin embargo, la flexibilidad se relaciona directamente con las necesidades productivas de la empresa (en un 72% de los casos) y solo en un 22% con las necesidades de la empresa y de las personas.

  • Solo una minoría de cooperativas declaran tener mecanismos de promoción o ascenso estructurados. El hecho de ser mujer cuando el nivel al que se promociona tiene menos mujeres que hombres es un criterio prácticamente inexistente entre estas empresas.

  • La mayoría de las cooperativas opina que el papel de las mujeres y los hombres se distribuye de forma equilibrada dentro de la empresa. El 93% considera que en su cooperativa las mujeres no están discriminadas.

  • El 57% de las personas entrevistadas opina que la mujer no está discriminada en el sector del cooperativismo, mientras que hay un consenso general sobre la existencia de discriminación en el mercado de trabajo y la sociedad en general.

  • El 34% de las cooperativas formadas solo por mujeres consideran que se organizan de forma diferente a los hombres -fundamentalmente porque las mujeres tienen mayor capacidad organizativa-.

Estos resultados ofrecen un mapa de cómo es la situación en el cooperativismo madrileño. Se aprecian evoluciones importantes respecto a años anteriores y, en general, parece que el entorno cooperativo camina hacia una situación igualitaria para hombres y mujeres. No obstante, hay aspectos, como la mayoritaria presencia de mujeres en los contratos a tiempo parcial, la dificultad par alcanzar el 50% de los niveles de ocupación y la segregación horizontal, que revelan que aún hay trabajo por hacer.

La utilidad fundamental de esta investigación para AMECOOP es la posibilidad de planificar actuaciones dirigidas al entorno cooperativo con mayor conocimiento del sector y, por tanto, con más eficacia.