Editorial

 

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nº 2 · 2000

 

 

Aparece el tercer número de la Revista Cuadernos de Mujer y Cooperativismo. Para el Departamento de Mujer de COCETA y para AMECOOP no sólo es una satisfacción sino un refuerzo muy importante para el trabajo que desarrollan ambas entidades. La continuidad de la publicación permite ir extendiendo el conocimiento sobre las organizaciones cooperativas y ganar un espacio dentro de los temas de empleo y economía que recojan las visiones de las mujeres sobre los mismos.

Las cooperativas son efectivamente y ante todo empresas, pero empresas preocupadas por las personas que las integran y por la transformación social. El mundo empresarial está tomando valores de la fórmula cooperativa, como es la participación de las personas trabajadoras en la toma de decisiones, el cuidado del nivel de satisfacción y motivación de la plantilla, el fomento de la creatividad y la comunicación en los equipos de trabajo, etc. El objetivo de incorporar estos valores en el mundo empresarial general no es otro que incrementar los niveles de productividad o la mejora de los resultados. Por el contrario, en el espacio cooperativo estas son las premisas de la organización, es un modo de funcionamiento, una forma de organización propia. El cooperativismo defiende unos valores que pretenden ir construyendo una forma de economía alternativa, no sólo porque los/as trabajadores/as son los propietarios de los medios de producción y porque deciden sobre el futuro de sus empresas, sino además porque se preocupa por valores como la igualdad, la equidad, la solidaridad, la responsabilidad. La satisfacción de las personas en la empresa es un objetivo básico del modelo cooperativo. En esa medida, la consecución de niveles de igualdad creciente entre hombres y mujeres en el empleo y en la participación societaria son objetivos ineludibles para el cooperativismo.

La contradicción que se da en el mundo empresarial al incorporar valores que no responden a los objetivos únicos del beneficio económico y del lucro, cuando el discurso explícito es que la responsabilidad del empresariado es preocuparse única y exclusivamente por esto, impiden avanzar hacia la construcción de otros modelos de economía, más justos y equitativos. El empresariado tradicional tacha de irresponsabilidad la preocupación por aspectos sociales o humanos de la economía. Debemos cuestionar este discurso y tachar de irresponsable un modelo económico que coloca en último lugar a las personas.

Dentro de la construcción de esta "economía social", avanzar hacia la superación de las discriminaciones por razón de sexo en el empleo y en la participación y conseguir la corresponsabilidad de varones y mujeres en las tareas reproductivas, no es ni más ni menos que respetar los principios que sustentan el modelo cooperativo y, a la vez, es contribuir a una transformación profunda de las bases que sostienen la discriminación de género.

Desde este espacio, sólo nos resta agradecer a todas las colaboradoras de Cuadernos de Mujer y Cooperativismo -tanto a las que aportan sus conocimientos y saberes como a las que aportan su capacidad artística- sus contribuciones desinteresadas y su enorme esfuerzo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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