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nº 5 · 2003

 

 

 

 

 

 

Shirin Ebadi:
Premio Nobel de la Paz 2003

Carmen Urrutia
Plataforma DD.HH. Mujeres y Departamento Confederal de la Mujer USO.

Shirin Ebadi, abogada iraní, luchadora infatigable, arrestada en alguna ocasión y constantemente amenazada por el régimen de su país, ha sido galardonada con el Premio Nobel de la Paz por la Academia Sueca. Este reconocimiento lo es también para tantas como ella que, en las condiciones tan adversas que hoy imponen los gobiernos musulmanes, luchan por la defensa de los derechos humanos de las mujeres.

Esta efeméride pone de manifiesto que occidente no tiene el monopolio del feminismo. Desde esta parte del planeta, la imagen de mujeres cubiertas con el velo, hace difícil comprender que estén implicadas en la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres. Sin embargo, ellas sí lo tienen claro, sus prioridades son otras. A menudo el uso del velo sólo ha servido para distraer la atención del análisis desde la raíz, de los múltiples problemas que tienen estas mujeres.

Antes del vestido, precisan de otros derechos fundamentales: acabar con la facilidad de divorcio por parte de los hombres a quienes automáticamente se les concede la custodia de los hijos, la igualdad ante la ley que la sharia conculca sistemáticamente, su participación en política, la protección frente a la violencia, son algunos temas que unen a las mujeres musulmanas por encima de las tradiciones culturales que imponen sus gobiernos.

Por otra parte, es preciso reconocer que buena parte de sus problemas tienen que ver con la política exterior de occidente. Precisamente Irán forma parte del llamado “eje del mal”, y es fácil demonizarlo, e incluso llegar a justificar un posible ataque bélico. Asimismo, es preciso reconocer que gobiernos como Arabia Saudí o Kuwait, que no se caracterizan precisamente por respetar los derechos humanos de sus mujeres, están siendo apoyados activamente por gobiernos occidentales. Ello ayuda poco al avance del movimiento feminista en la zona.

El trabajo de la Sra. Ebadi en Irán, nos recuerda la lucha de resistencia de las mujeres de RAWA en Afganistán. Su trabajo infatigable contra el régimen talibán ha sido mundialmente reconocido. A pesar de las demandas de RAWA a Naciones Unidas -y a los gobiernos norteamericano y británico- para avanzar en el respeto a los derechos humanos de las mujeres, las niñas y niños de su país, éstas han pasado a segundo plano, porque el apoyo a los “señores de la guerra” formaba parte de la estrategia de guerra de estos países. Todavía hoy las mujeres de RAWA siguen estando fuera del escenario político de su país, y continúan trabajando en la clandestinidad más peligrosa. El resultado de esta estrategia de occidente, con hombres de diferentes facciones armados hasta los dientes y tan misóginos como pudieran serlo los talibán, hace que hoy su país, destruido por mas de dos décadas de guerra, de hambre y violencia, tenga como principal problema la inseguridad ciudadana.

Como bien dice la Sra. Ebadi, la lucha por los derechos humanos de las mujeres es una lucha internacional. Pero también señala, que los “valores” de occidente ni son de aplicación automática en cualquier parte del planeta, ni necesariamente son los mejores. Nuestra solidaridad con las mujeres de esta parte del mundo, debe tener en cuenta todas estas cuestiones.