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nº 5 · 2003

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las mujeres han cambiado el mundo porque han cambiado su relación con el mundo, impulsadas por el amor a la libertad

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El final del patriarcado ha ocurrido y no por casualidad

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El patriarcado acaba en el momento en que una mujer siente amor por la libertad y lo dice

 

LA REVOLUCIÓN MÁS BELLA DEL SIGLO XX.
Una película sobre el final del patriarcado

Ana Lozano Valverde
Guionista y miembra de Plataforma Autónoma Feminista

1. LOCAL DE PLATAFORMA AUTÓNOMA FEMINISTA. INT.DÍA

Diez de la mañana de un soleado sábado de invierno. Una veintena de mujeres, de apariencia y edades distintas, están sentadas frente a una pantalla de 32 pulgadas. Entre ellas, Ana Vargas -rubia, ojos azules, de unos 40- saluda a las asistentes, da la bienvenida a Clara Jourdan y Traudel Sattler -dos mujeres de mediana edad con aire extranjero- y presenta la proyección de una película sobre el final del patriarcado. Las luces se apagan, empieza a sonar la música y en el televisor asoman las primeras imágenes. Toses. Cambios de postura. La expectación crece.

Escribir un guión es difícil y hermoso a la vez. No es literatura. Se trata de contar una historia en imágenes. Las escenas, escritas siempre en presente, deben sucederse de manera coherente, para que la historia resulte creíble. Será por deformación profesional, no sé, pero muchas veces tiendo a ver mi vida como si fuera el guión de una película. Una película coral, que combina elementos de melodrama y comedia, que mezcla el musical y el cine negro, sin entender de géneros. El caso es que el pasado 15 de febrero de 2003, las mujeres de Plataforma Autónoma Feminista organizábamos un seminario en torno al documental Sottosopra. La revolución más bella del siglo XX (2001), inspirado en el texto El final del patriarcado (Ha ocurrido y no por casualidad)[1], de la Librería de Mujeres de Milán. Un texto que desde su publicación había causado sensación en nosotras y tantas otras, y al que habíamos dedicado horas de lectura, escritura, reflexión, habla y escucha, por el potente cambio simbólico que planteaba. Ahora, por primera vez, teníamos la posibilidad de ver una obra fílmica que tomaba como referente y punto de partida el escrito de las italianas. Un hecho importante, puesto que, como dijo Traudel Sattler en su intervención, "el pensamiento de la diferencia sexual, que nace de una práctica, necesita de múltiples mediaciones para que circule. Hemos verificado, de hecho, que no basta con poner en circulación palabras escritas: hace falta encuentros, presencia física [...] y también hace falta traducirlo a otras formas de expresión, como el arte, la literatura y el cine".

En las películas, los personajes se caracterizan por lo que dicen, es cierto, pero sobre todo se caracterizan por lo que hacen, por su relación con otros personajes. De nada sirve que alguien diga 'Te quiero', si no se ve, si no se nota en la manera en que acaricia a la persona que ama. De nada serviría que alguien dijera ‘El patriarcado ha terminado’, si no se sustentara en una práctica.

Además de ver el documental, que proyectamos haciendo traducción simultánea, invitamos a Clara Jourdan y Traudel Sattler -ambas de la Librería de Mujeres de Milán e implicadas en la escritura de El final del patriarcado y en la película-, para que intervinieran en el seminario, junto con Ana Vargas, miembra de la Plataforma.

EL FINAL DEL PATRIARCADO EN IMÁGENES

Tras trabajar juntas en la película Unterwegs (En viaje, 1995)[2], la productora Theres Sherer, de la Carac Films, propone a Gabriele Schärer realizar un documental sobre el movimiento de las mujeres. Un proyecto que a esta directora, nacida en Berna en 1957, en principio le resulta bastante arduo. Sin embargo, tras leer El final del patriarcado, se produce un cambio en su parecer que le lleva a ponerse en contacto con Traudel Sattler. Su intención, como cuenta en una entrevista con Ina Praetorius, era ir buscando mujeres que personificaran este final. Así nos lo contó la propia Traudel en el seminario: "Un día del año 1998 suena el teléfono y se presenta una directora suiza que quiere entrar en contacto conmigo y con las mujeres de la Librería de Milán, porque ha leído el Sottosopra rosso sobre el final del patriarcado que yo había traducido al alemán. Quiere ir a Milán para conocerme a mí y a las otras de la librería, porque -me explica- quiere rodar una película sobre el movimiento de las mujeres con el corte que ha encontrado en nuestro texto". Es en Milán, en el transcurso de una cena en el Círculo de la Rosa, donde la realizadora conoce a Luisa Muraro. "Gabriele vio que a Luisa le gustaba hablar y hacerse escuchar, y esto para ella, como directora, era una imagen. Así halló a una de las cuatro mujeres de la película que para ella representan el final del patriarcado".

Además de la filósofa Muraro, las otras tres protagonistas de la película son la sindicalista Christiane Brunner, la teóloga Marga Bührig y la enfermera Heidi Ensner, todas ellas vinculadas con el movimiento de mujeres. Las cuatro “viven, aman, trabajan, se organizan, luchan y reflexionan como tantas otras en el mundo, y nos muestran, cada una a su manera, cómo han desafiado al patriarcado [...]”.[3] La directora, en la ya mencionada entrevista con Praetorius, comenta de ellas: "Las mujeres en mi película parten de sí y de sus propios deseos. No actúan siguiendo una norma, pero tampoco en contraposición. Una postura muy política, muy subversiva, porque de esta forma se abre un mundo más allá de lo ya pensado". Para Sattler, se trata de mujeres que “han cambiado el mundo porque han cambiado su relación con el mundo, impulsadas por el amor a la libertad, a una existencia libre en el mundo, sustrayéndose a la interpretación del simbólico dominante, para hallar en la relación con otras mujeres el sentido libre de su ser mujeres".

A lo largo de una hora y media, con la música de jazz de Irene Schweizer como banda sonora, la película nos traslada a Ginebra, Valleé de Joux, Berna, Solothurn, Binningen, Zurich, Milán y Verona, escenarios de acción de las protagonistas, de la mano de la mujer de rojo. Montada en una bicicleta sin sillín y sin pedales -una especie de patinete-, es esta mujer, siempre en movimiento, la que conecta unas entrevistas con otras, unos lugares con otros, creando una ligazón.

El documental de Schärer recoge entrevistas brillantes, declaraciones lúcidas y emotivas, pero también imágenes imborrables de la forma en que actúan unas mujeres con otras, con otros, con lo que les rodea. Es una película "con un título espectacular -La revolución más bella del siglo XX- y enseguida se ven escenas de vida cotidiana: tres ancianas comen juntas, intercambian afectos y palabras. No es una contradicción: la revolución de las mujeres ha sido una revolución pacífica [...]".[4] Como dice Luisa Muraro en una de sus intervenciones en la película: "El patriarcado ha acabado sin que hayamos matado a nadie".

UN ACONTECIMIENTO INESPERADO

Volviendo al análisis cinematográfico no del documental, pero sí de mi vida, podría afirmar que la lectura de El final del patriarcado supuso en el guión de mi película lo que en el argot se llama un punto de giro. Es decir, un acontecimiento inesperado que cambió el rumbo de la acción, que lanzó hacia otro lugar mi historia. Un acontecimiento inesperado, pero no casual –Ha ocurrido y no por casualidad-. Hablaba al principio de que un guión debe tener una estructura coherente para que resulte creíble. Una regla de oro es que, más allá del primer tercio de película, nunca hay que dejar que las cosas sucedan por azar. Todo tiene que tener una justificación, un antecedente. Un tornado no puede irrumpir sin brisa previa, y a estas alturas de mi película, sinceramente, ya no hay casualidad que valga. Haciendo una escueta sinopsis de escenas anteriores que anticipan mi punto de giro, me vienen a la cabeza palabras como feminismo, e imágenes de momentos vividos junto a otras mujeres, especialmente en torno a la Plataforma. Así lo relataba Ana Vargas en el seminario: “Cómo el patriarcado empezó a dejar de ser un referente para nosotras y nuestra libertad se fue ensanchando como un acordeón, es algo que se debe a un continuo intercambio con otras mujeres. En este devenir, que en parte relatamos en el artículo Desplazamientos cualitativos en la política de un grupo de mujeres[5] resultó clave leer una frase, que nunca antes habíamos leído 'El patriarcado ha terminado'. [...] Fueron palabras que aquí, como en otros lugares, interpretamos y vivimos de muchas maneras".

Es cierto que el acontecimiento inesperado del final del patriarcado ha provocado muy diversas reacciones en las mujeres, en parte porque para las mujeres el patriarcado se constata también de modos diversos. Para mí, por poner un sencillo ejemplo, era lo que me impedía saber que la primera película de ficción de la historia fue dirigida por una mujer, Alice Guy[6]. Pero ahora ya lo sé, y ha sido gracias a la relación con otras mujeres. “Es el principio de la mediación femenina, que se encarna en la relación mujer con mujer, lo que rompe la capacidad de significar del patriarcado. Y esto va apareciendo en cualquier parte del mundo, no pertenece a Occidente ni a las democracias ni a los derechos humanos. El principio de la mediación femenina es como el agua que se insinúa en el dique de un embalse: el principio del fin”.[7]

PREGUNTADLE A LA GUIONISTA

En el debate posterior a la proyección, muchas de las asistentes al seminario expresaron lo mucho que se habían identificado con la película. Lo que en ella se cuenta, no fue interpretado como un hecho aislado propio únicamente de las protagonistas. De hecho, algunas mujeres revivieron experiencias parecidas a las relatadas en pantalla. Sin embargo, entre quienes estábamos allí también existían diferencias de opinión en lo que a la caída del patriarcado se refiere, lo mismo que entre las mujeres que aparecen en la película. Como dijo Ana Vargas en su presentación, para las mujeres del documental, “el patriarcado ha caído, está cayendo o sigue en pie, pero que en cualquier caso yo veo en ellas una existencia libre”. Lo importante no es la fecha, según manifiesta Luisa Muraro en otra de sus intervenciones en la película: "En los libros se lee que el patriarcado comenzó hace cuatro mil años y en algunos se dice que incluso fue antes. No importa, ha acabado, realmente ha acabado. [...] Ha terminado antes de que nosotras lo hayamos dicho y naturalmente acabará después de que nosotras lo hayamos dicho. El patriarcado acaba en el momento en que una mujer siente amor por la libertad y lo dice. En pequeño, en grande, según el contexto. Es así como acaba el patriarcado. Claro, evidentemente, con la lucha del feminismo, con la toma de conciencia, con las relaciones entre mujeres, es que hemos podido escribir que el patriarcado ha terminado. Sí, lo hemos escrito, pero no se trata de ponerle una fecha concreta, esto es lo que quiero decir. Es algo que las mujeres se han contado secretamente y que continuarán contándose secretamente, pero nosotras lo decimos abiertamente. Éste es el cambio, que lo decimos abiertamente".

Al igual que el texto de la Librería de Mujeres de Milán en el que se inspira, La revolución más bella del siglo XX no ofrece conclusiones inapelables, ni respuestas precisas a todos nuestros miedos y preguntas. No regala un espejo que nos diga que somos las más guapas y las más listas. Descubre, eso sí, una nueva forma de valorar cómo nos movemos. "Esta película, en efecto, no me da la sensación de la conquista definitiva: deja un sentido de inacabado y de la necesidad de salir otra vez, a partir de aquella libertad que ya parece irreversible".[8]

En las clases de guión insistían mucho en que sin conflicto no hay acción, y en que el personaje protagonista debe tener un conflicto principal contra el que luchar hasta el final de la historia, por ejemplo el patriarcado. Pero, ¿qué ocurre cuando a mitad de película desaparece el conflicto principal de la protagonista? Pues, exactamente, lo que a la guionista le venga en gana. Que ella os conteste.

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[1] El final del patriarcado (Ha ocurrido y no por casualidad), trad. de María-Milagros Rivera Garretas, Barcelona, Llibreria Pròleg, 1996. El texto original se publica como Sottosopra rosso, con el título È accaduto non per caso.

[2] Se trata de un documental sobre la escritora alemana Irmtraud Morgner.

[3] Traducción de un fragmento del dossier de producción de la película.

[4] De la intervención de Traudel Sattler en el seminario.

[5] Crear y sostener lo creado: Desplazamientos cualitativos en la política de un grupo de mujeres, "Duoda". Revista de Estudios Feministas, 17 (1999), págs. 63-89.

[6] Se trata de El hada de las coles (1896).

[7] Clara Jourdan, El final del patriarcado en Una revolución para la vida: 1900-2000, calendario de la Plataforma Autónoma Feminista, 2000.

[8] De la intervención de Traudel Sattler en el seminario.