En abril de 1999, los estados miembros de la Unión Europea se reunieron en París para suscribir una especie de “compromiso moral” para que cada Gobierno asuma, mediante la implantación de medidas de acción positiva, una mayor presencia de las mujeres en las esferas de poder y de toma de decisiones. Podemos decir que se trata de uno de los actos europeos más rotundos en la consecución de compromisos para la igualdad efectiva. El foro de París ha sido el primero, de envergadura europea, en el que se han implicado hombres y mujeres por igual, algo inusual en reuniones precedentes.
La declaración final reconoce que persisten las desigualdades entre varones y mujeres en lo que respecta a puestos de decisión, produciéndose una importante distorsión entre el marco legislativo y la práctica cotidiana. Igualmente se afirma que el logro de la igualdad entre varones y mujeres es una prioridad de la Unión Europea y en ella deben colaborar gobiernos, asociaciones y toda la sociedad.
A pesar de este esfuerzo por alcanzar un consenso de voluntades, lo cierto es que el documento final no aporta medidas concretas y operativas, se trata de una declaración de “buenas intenciones”. En cualquier caso, consideramos que este documento tiene un valor simbólico muy importante – no siempre es fácil que los estados miembros se pongan de acuerdo, lo expliciten y le otorguen un reconocimiento público -. Realmente podemos considerar que este resultado tiene como precedente la constante presión de las mujeres por lograr la igualdad efectiva con nuestros compañeros en los diferentes ámbitos de nuestra vida cotidiana El espacio cooperativista puede ser uno más de estos escenarios de participación efectiva para nosotras y donde la relación entre varones y mujeres se lleve a cabo en condiciones de mutuo reconocimiento como iguales, y con la riqueza implícita de nuestras posibles diferencias.
Es por su valor simbólico y estratégico, que hemos querido transcribir en Cuadernos la Declaración de París:
“Mujeres y Hombres al poder” Una sociedad solidaria
Una economía dinámica
Una ambición europea
Nosotros/as, Ministros/as, mujeres y hombres, representantes de los estados miembros de la Unión Europea, reunidos en París el 17 de abril de 1999 por invitación del gobierno francés, suscribimos los compromisos de la declaración de la Conferencia de París:
1.- Constatamos la persistencia de las desigualdades entre mujeres y hombres en los puestos de decisión.
La igualdad de derechos de las mujeres y de los hombres es una realidad en Europa. Las Conferencias de Atenas y Roma han subrayado el déficit democrático ligado a la subrepresentación de la smujeres, y a pesar de los esfuerzos llevados a cabo por la comunidad internacional, por los estados miembros de la Unión Europea, y por la propia Unión Europea (y especialmente con el seguimiento de la Plataforma para la Acción de pekín), la igualdad de hecho continúa siendo una ambición.
El poder compartido en igualdad entre las mujeres y los hombres será la expresión de esta ambición. La participación equilibrada en la toma de decisiones es necesaria en la construcción de una Europa más representativa politicamente, más dinámica y más solidaria; constituye un factor de cohesión social y responde a la exigencia de la ciudadanía.
2.- La participación equilibrada de las mujeres y de los hombres en el proceso de decisión, reconocida como una prioridad por la Unión Europea, es la lucha de todos: de los gobiernos, de las instituciones europeas, de los partidos políticos, de los agentes de la vida económica y social y de las organizaciones no gubernamentales y de las asociaciones.
3.- Nos comprometemos a adoptar y apoyar las medidas apropiadas que permitirán alcanzar la igualdad real.
Esta lucha es cotidiana: es necesaria una llamada a la transparencia, a la puesta en evidencia y a la eliminación de las discriminaciones directas e indirectas, especialmente mediante las acciones positivas para lograr la igualdad de oportunidades entre las mujeres y los hombres, y a la integración de la perspectiva de género en todas las políticas de la Unión Europea y de los estados miembros.
4.- La recogida de datos y la explotación de estadísticas, a partir de indicadores comunes, sobre la participación de las mujeres y de los hombres en todos los niveles de la vida política – en particular, a escala regional y local -, profesional y económica, asociativa y sindical, constituyen un requisito indispensable. El conocimiento de las medidas adoptadas en cada uno de los estados miembros y en la Unión Europea, ya sean éstas iniciativas, y/o legislativas, y/o normativas, ya sean promovidas por los gobiernos, por las instituciones europeas, por los partidos políticos, por las empresas, por los interlocutores sociales o por las ONGs, es indispensable para lograr avances significativos.
5.- Los esfuerzos llevados a cabo para asegurar la visibilidad de las acciones puestas en marcha son todavía insuficientes: la Unión Europea y los estados miembros deben continuar aunando sus esfuerzos.
6.- Para ejercer una influencia real y constituir una verdadera masa crítica, las muejres deben estar representadas en número suficiente en todas las instituciones. Esta es una primera etapa para alcanzar el objetivo común y prioritario de la igualdad en el poder, de la paridad.
7.- La actuación de los organismos de prensa, radio y televisión, sin perjuicio de su autonomía, la presencia de un número mayor de mujeres en las instancias de producción o en los puestos de decisión, son esenciales para un rápido progreso hacia la participación equilibrada de las mujeres y de los hombres y para la eliminación de las imágenes estereotipadas.
8.- Afirmamos que la interacción permanente entre la esfera política y las esferas económica, profesional y social, sirve al objetivo de la paridad. Una participación equilibrada de las mujeres y de los hombres en la toma de decisiones, en las organizaciones empresariales y sindicales y en las ONGs, favorecerá el reparto de las responsabilidades políticas. Además, un mayor compromiso político de las mujeres tendrá efectos positivos para el equilibrio en la toma de decisiones, a nivel económico o social.
9.- Con tal fin, recomendamos:
- Que en la vida política, los gobiernos, las instituciones europeas y los partidos políticos adopten las medidas necesarias, incluyendo, allí donde sean precisas, las medidas apremiantes y/o iniciativas, tanto en el ámbito electoral como en la designación de los miembros de instancias consultivas concordantes con la decisión pública, para promover una participación equilibrada de las mujeres y de los hombres en la toma de decisiones.
- Que en la vida profesional, donde las funciones de toma de decisión continúan siendo ejercidas mayoritariamente por hombres:
-los estados se comprometan a adoptar medidas específicas para corregir los desequilibrios entre las mujeres y los hombres, medidas que pueden incluir acciones positivas;
-las empresas, tanto públicas como privadas, adopten las medidas para incrementar la presencia de las mujeres en todos los niveles de toma de decisión.
- Que se fomenten los esfuerzos de los interlocutores sociales (organizaciones empresariales y sindicales) para promover una participación equilibrada de las mujeres y los hombres en los puestos de responsabilidad y de decisión, en su seno y en el marco de las negociaciones colectivas.
- Que se apoyen las iniciativas de los agentes de la vida asociativa a favor de un lugar más apropiado de las mujeres y de los hombres en sus organizaciones, en beneficio de la colectividad, y que se busquen todos los medios para favorecer los reequilibrios deseables.
- Que se apoyen las acciones de las asociaciones, especialmente femeninas, para la promoción de la igualdad de las mujeres y de los hombres tanto en los centros de decisión como en el conjunto de la sociedad.
10. - Invitamos a las instituciones europeas y a los estados miembros a trasladas los compromisos de esta declaración a sus políticas.
Hacemos un llamamiento a las mujeres y a los hombres a comprometerse a favor de un nuevo pacto, como prueba de una sociedad solidaria, de una economía dinámica y de una ambición europea.
Paris, 17 de Abril de 1999
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La declaración reconoce que persisten desigualdades entre varones y mujeres
En la Unión Europea la igualdad de hecho continua siendo una ambición
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