Uruguay – 27/06/1973 Golpe de estado. La clase trabajadora responde ocupando sus lugares de trabajo durante 15 días. Esto fue un grito de rechazo que marcó la dictadura desde sus inicios y que continuó de distintas maneras: en la calle, en la cárcel y en el exilio, durante todo el proceso militar.
Caí presa, resistí la tortura negando todo los cargos que me hacían, y mi abogado logró mi libertad condicionada a los 15 meses de encarcelamiento. (Diciembre de 1975). Dos semanas después me avisaron que estaban nuevamente tras de mí. Mi abogado me advirtió que, con tres acusaciones en mí contra, él no podría hacer nada y me aconsejó que saliera del país.
Yo me negaba a dejar mi tierra y estuve escondida un mes, pero la presión era muy fuerte y me asilé enla embajada de Méjico y de ahí, llegué a Madrid en abril de 1978.
Los compañeros y compañeras del exilio me dieron toda su solidaridad; trabajé de asitenta en distintas casas hasta que, un amigo que había conocido en la embajada de Méjico me conectó con la cooperativa CES y entré a hacer la limpieza en una de sus clínicas.
Unos meses después me propusieron pasar a formar parte de la cooperativa como socia y pasar a ser auxiliar de clínica, lo que acepté encantada. En Uruguay trabajaba como administrativa en un organismo para-estatal (con representación obrera, patronal y del estado), pero los militares se apropiaron de él y lo incorporaron al estado porque era un organismo que tenía mucho dinero, dinero del que se apropiaron, por supuesto.
De Uruguay me llegaban libros de odontología y auxiliar de clínica, que devoré. Me ponía muy nerviosa iniciarme en un trabajo del que no tenía la menos idea; pero con mis libros, la práctica y los cursos de la cooperativa, logré salir adelante.
Descubrí así el mundo maravilloso del cooperativismo, y eso cambió mi vida, encontré una familia, me hice amiga de todos/as y juntos/as, enojándonos y amigándonos, logramos superar las dificultades de toda cooperativa, fruto de la dinámica del trabajo y la participación de la gente en los objetivos de la cooperativa.
En 1985 se abrieron las puertas de mi país. Había vuelto la democracia y regresé a mi tierra después de siete años. Tierra que añoraba mucho, pero unos meses después de llegar sentí que extrañaba Madrid y comprendí que tenía dos patrias. Y que mi corazón estaba en las dos.
Continué el contacto con mis compatriotas de España, del mismo modo que antes lo había hecho con los de Uruguay. Y hoy, catorce años después, me reencuentro con mis viejos/as amigos/as, y los nuevos, porque tengo la dicha de seguir haciendo amigos.
Y así de simple es mi historia.
Agosto - 1999
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Los compañeros y compañeras del exilio me dieron toda su solidaridad
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