
nº 4 · 2002
Las mujeres salen de sus casas, y a una vez fuera, no quieren volver dentro de sus hogares
"Nuestro problema no proviene del Islam sino del espíritu machista patriarcal de los que escriben las leyes"
Rechaza la utilización instrumental del Islam por los hombres para mantener el poder
Hay una solidaridad muy fuerte entre las feministas laicas e islamistas
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El feminismo islamista en Irán: entre Islam y modernidad
Labani Motlagh Sepideh
Historiadora, investigadora sobre el feminismo en Irán
La autora muestra en este artículo la trascendencia de los cambios que están llevando a cabo las feministas islamistas en Irán para lograr la igualdad de género, tomando las propias armas que les da la interpretación del Corán.
Islam y feminismo
Antes de la revolución islámica de 1978, los Reyes Pahlavi intentaron una modernización autoritaria de la sociedad y de las instituciones iraníes, intentando occidentalizar el país. Resultó de esto, una división de la sociedad en dos partes: una moderna correspondiendo al espacio publico y una tradicional correspondiendo al espacio privado. Para las mujeres de familia tradicional islámica, que representaban la mayoría de las mujeres iraníes, el espacio publico era la fuente de una frustración porque dentro de esta esfera publica si uno no era moderno y occidentalizado, no existía. Entonces, ellas no existían, porque no podían renunciar a sus valores, a sus creencias, a sus vidas y a sus familias tradicionales.
En este momento, el discurso sobre las mujeres era el discurso oficial del poder, un discurso con fines de propaganda. No había movimientos feministas con éxito, porque era de una élite occidentalizada de mujeres que tenía un discurso incompatible con la realidad de la mayoría de las mujeres del país. Y el único discurso alternativo venía de hombres, miembros de la oposición al régimen, criticando y replanteando las relaciones sociales del país.
Las feministas islámicas
A las mujeres iraníes les faltaba la experiencia de los conflictos que surgen de las relaciones sociales para poder desarrollar un discurso feminista de contestación. Van a descubrir esta experiencia gracias a la revolución y la guerra. Las llamaron para la revolución, dándoles un papel en el cambio de la sociedad, mostrándolas como madres, musulmanas y militantes y las convocaron para sostener el esfuerzo de la guerra.
La dicotomía entre el espacio privado y el publico desaparece. La sociedad entera se islamiza. Las mujeres habían salido de sus casas y una vez fuera no quisieron volver dentro de sus hogares. La experiencia de las relaciones sociales les enseñaron que no tenían los mismos derechos que los hombres y que en muchos ámbitos estaban discriminadas.
Antes de empezar a analizar el contenido del discurso actual de las feministas islamistas de Irán, me gustaría recoger la definición que Fariba Adelkhah da de las islamistas:
“Las islamistas o islámicas reivindican el Islam como un modo de socialización específico o alternativo que funciona tanto en la esfera privada como en la pública; aspiran a una existencia donde asumirán plenamente sus responsabilidades. Y su reivindicación del Islam es percibida como una novedad que representa para ellas una ruptura con el pasado”.
Este feminismo se caracteriza también por un desencanto por el islamismo político, la palabra clave de la revolución iraní de 1978, que ha provocado una regresión de los derechos de las mujeres.
Ellas se basan en argumento de la complementariedad y no de la igualdad para tener la posibilidad de participar en las actividades sociales, lúdicas, religiosas y profesionales, del mismo modo que los hombres. Aceptan el principio de la separación entre los hombres y las mujeres pero a cambio reivindican el derecho de practicar los mismos deportes y acceder a los mismos puestos. Piden el acondicionamiento de los lugares de ocio y de trabajo para alcanzar este objetivo.
Se dan cuenta de que hay un desfase entre la igualdad teórica entre hombres y mujeres y la realidad que ellas viven. Esto no es debido sólo al sistema islámico, los prejuicios culturales del patriarcado y del conservatismo tienen también la culpa de este proceso.
El movimiento feminista responde entonces a la toma de conciencia de este desfase creciente, por una parte entre el derecho y la posición de la mujer en la sociedad, y por otra parte entre el desarrollo de las costumbres y el tradicionalismo de las normas culturales y sociales .
Por tanto, la lucha feminista en Irán es en primer lugar un combate político y jurídico y en segundo lugar un combate social y cultural.
La realidad de las mujeres en Irán
Lo que moviliza sobre todo a las mujeres es la desigualdad frente a la ley civil. La poligamia está autorizada; el hombre puede repudiar a su esposa sin motivo mientras que la mujer tiene que dar la prueba de culpas explícitamente previstas por la ley; la custodia de los hijos/as se otorga al padre si la niña tiene 9 años y el niño cuenta con 2 años; en el caso de herencia y de testimonio, la mujer vale la mitad de un hombre.
Esta desigualdad existe también en el derecho penal: si un hombre mata a una mujer, la familia de la víctima tiene que pagar la mitad del precio de la sangre a la familia del hombre antes de que se aplique la ley del talión.
En el ámbito civil y penal, la mujer es considerada como adulta cuando tiene 8 años y el hombre 13. Como esta edad es la edad de la responsabilidad civil, las chicas arriesgan más en el ámbito penal que los chicos. Pero para muchas cosas, la chica es considerada como menor de edad (por ejemplo: debe tener la autorización de su marido para viajar).
Existen también desigualdades en el plan cívico: no pueden ser jueces, ni presidente de la República .
Los argumentos del feminismo islamista
Shirin Ebâdi, una jurista eminente, y militante feminista, muestra las incoherencias de las leyes que conciernen a las mujeres. La edad de la mayoría es diferente en el ámbito político y jurídico. Para votar se exige la misma edad a la mujer que al hombre: A efectos de herencia y testimonio la mujer vale la mitad, sin embargo es penalmente responsable a los 8 años, pero hasta el final de su vida está sometida a la tutela de su padre, marido, hermano... Se puede casarse a los 9 años, pero no puede trabajar hasta los 15.
Para Ebâdi el Islam es coherente y homogéneo. Si hay contradicciones, la causa es el intento de los varones de mantener sus privilegios. Dice: “nuestro problema no proviene del Islam sino del espíritu machista patriarcal de los que escriben las leyes ”.
Otras juristas islamistas refutan la legalización de la poligamia, para esto reinterpretan el Corán: “la análisis de los versos coránicos sobre la poligamia nos enseñan que este derecho concierne únicamente algunos casos precisos y únicamente para atender a una necesidad social con el objetivo de justicia social... Se ha demostrado que no es la caridad que anima a los hombres sino que es el placer y el divertimento. Si no hay necesidades sociales y si la poligamia es contraria a las leyes de una sociedad, no hace falta más que una esposa” .
Mas allá del debate sobre el estatuto jurídico de las mujeres hay una campaña de concienciación de la opinión pública que se desarrolla sobre todo a través de la prensa feminista. Se pueden leer debates y cartas de las lectoras sobre los comportamientos machistas de sus maridos u hombres de familia. Se relatan los hechos trágicos para denunciar el peso de las tradiciones, los problemas de inadaptación de las leyes, de los divorcios... Dan las noticias de los cambios jurídicos a favor de las mujeres como la indexación de la mahr, dinero que recibe la novia del marido al momento, que constituye un seguro en caso de divorcio.
Esta campaña se extiende también al campo político. Durante las elecciones presidenciales de 1997, algunas mujeres se presentaron como candidatas.
Los sondeos de opinión también revelan cambios: el 62% de la población no estaría en contra de tener una mujer como presidente de la República y el 74% de las mujeres está a favor.
Las mujeres no están representadas en las instancias políticas superiores, pero tienen un papel determinante como electoras. En 1997, su participación masiva permitió la elección del candidato reformador M. Khatami porque el voto femenino es un voto consciente, eligen los candidatos que se presentan como defensores de los derechos de las mujeres. En 1999 usaron este poder para elegir 300 mujeres en los consejos municipales, también permitieron la victoria de los reformadores durante las elecciones legislativas .
Esta sensibilización se traduce en los ámbitos políticos: el presidente Khatami se presentó como defensor de las mujeres y en 1998, recibió una delegación de embajadores acompañado por su mujer. Algunas mujeres han logrado puestos muy importantes en el gobierno (aunque todavía no pueden ser ministros).
El periódico Zanân (mujeres) fue creado hace ocho años por Shahla Sherkat con la ayuda del actual presidente Khatami. Se tiran 40 000 ejemplares y alcanza 200000 lectores. Zanân introdució el debate sobre la posibilidad para una mujer de ser juez . La ausencia de argumentos religiosos contra el derecho de una mujer para ejercer la función de autoridad religiosa y de juez ha sorprendido a la sociedad entera. Por primera vez en Irán informaciones precisas y completas se revelaron a la sociedad civil sobre estos temas. Hasta este momento las mujeres estaban convencidas de la validez religiosa de estas interdicciones. La novedad fue que pusieron estas normas en tela de juicio en el nombre del Islam y respetando el espíritu y el texto del Corán.
La especificidad del feminismo islamista
El discurso feminista de Zanân se distingue de los discursos feministas que existían antes de la revolución porque se pronuncian dentro del marco del Islam. Se basan en el espíritu igualitario del Corán donde no hay discriminaciones sexuales o raciales entre los individuos y atribuye la jerarquía de genero en el derecho musulmán a la historia de las relaciones de género, basadas en la tradición patriarcal.
No es a partir de la laicidad que quiere obtener una igualdad de género, su argumento se basa sobre la autenticidad islámica. Rechaza la utilización instrumental del Islam por los hombres para mantener el poder. No pone en tela de juicio los valores y principios del Corán, lo que pone en tela de juicio es la interpretación de estos valores y principios .
El arma de las feministas islamistas es la “reconstrucción” del discurso religioso basándose en argumentos religiosos y coránicos. No olvidemos que la revolución y la república islámica permitieron a las mujeres instruirse en las disciplinas religiosas creando escuelas religiosas para chicas y asistir a los cursos obligatorios de religión en las escuelas y, de este modo, acceder a la ciencia religiosa.
Tomaré como ejemplo el caso de la interpretación del termino rejâl en la constitución.
La Constitución estipula que los candidatos a la presidencia de la República deben ser elegidos entre los rejâl. Este termino árabe es interpretado por el Consejo de los Guardias como el plural de la palabra rajol que significa “hombres”. Sin embargo, este término polisémico también puede significar “elite”, es decir hombres pero también mujeres, reconocidos y respetados según los valores dominantes de la sociedad.
Las mujeres, con la ayuda de un mojtahed , denunciaron el uso unívoco de este término polisémico. La sociedad se dio cuenta de la determinación de excluir a las mujeres de las esferas del poder por parte de los detentores del saber religioso.
Azam Talequani se presentó a las elecciones pero su candidatura fue rechazada sin explicaciones por el Consejo de los Guardias, que se encargó de comprobar la compatibilidad de las leyes con los principios del Islam.
Está claro que las reivindicaciones de las feministas que no contradicen versos coránicos son satisfechas mucho mas fácilmente. Si sus aspiraciones para las actividades deportivas, para la participación a la vida social, económica, política, y cultural, para la educación, etc.,... son satisfechas parcialmente es porque no hay ningún verso en el Corán que prohiba estas actividades.
No ocurre lo mismo con la obligación de llevar el velo . Pero a pesar de esta obligación, las mujeres manifiestan su desacuerdo de otro modo: las mujeres y jóvenes intentan modificar la apariencia del vestido islámico para darle un aspecto más moderno, dejan su pelo suelto debajo de velos de colores, se maquillan, se pintan las uñas... es lo que Henrietta Moore llama las protestas cotidianas y esto a pesar del riesgo de una condena.
Alianzas estratégicas de las mujeres
Hay que subrayar que el debate sobre la reinterpretación es posible porque se sitúa en el marco del Islam. Es también gracias a esto que el discurso feminista se beneficia del apoyo de algunos mojtahed eminentes.
En efecto, hay muy pocas mujeres que tienen competencias en el ámbito del derecho canónico islámico, el fegh. Por esta razón tienen que hacer alianzas con los hombres que tienen una visión más abierta . Saïd Zadeh, un mojtahed, que cuestiona el orden tradicional y que apoya a los movimientos de intelectuales feministas, dice que el conjunto del sistema del derecho canónico se basa sobre las interpretaciones de los ulemas (cuyo discurso no es infalible) y que no tiene una legitimidad absoluta. Si esto es así es las normas pueden cambiar en función de las necesidades del momento y la época. Por esto se puede cambiar según la necesidad del momento y del tiempo. Si el Islam proclama la igualdad de hombres y mujeres, y si el derecho canónico resulta de los hombres y no de Dios, entonces nada se opone a un cambio para llegar a las exigencias de las mujeres.
El peso de la opinión de un mojtahed tiene una importancia estratégica enorme: da una interpretación que luego no puede ser discutida. Además, como son hombres y miembros del clero están protegidos contra las acusaciones de “imitación ciega de las feministas occidentales” .
A pesar de los distintos universos culturales y tipos de vida, hay una solidaridad muy fuerte entre las feministas laicas e islamistas. Descubren la tolerancia y el respeto para dar más peso a sus reivindicaciones comunes, para rechazar la inscripción de su identidad en una categoría de género que proviene de una ideología basada en la desigualdad social.
Esta relación triangular (islamistas, laicas, y los hombres religiosos reformistas que las apoyan) permitió la revolución iraní y esta misma relación permitirá la liberación de las mujeres .
Para concluir, tengo que decir que este discurso feminista se diferencia de los discursos anteriores hechos, en Irán sobre las mujeres porque se sitúa a la vez en la realidad social, los valores islámicos y la modernidad. Es un motor de cambios sociales, de cambios de valores y de las instituciones. Proponen una nueva alternativa al Islam por una parte y a la modernidad por otra parte
Madrid 18 de Noviembre de 2002
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