
nº 4· 2002
Esta experiencia nos hace reflexionar sobre un nuevo modelo de empleo digno para muchas mujeres
inmigrantes
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De un Sueño a Empresa
Todos sabemos que afrontar la puesta en marcha de una empresa en un país del que no se es originario es difícil, complicado y arriesgado, sin embargo, hoy somos testigos del testimonio de una emprendedora exitosa.
Pilar Beltrán de 29 años de edad y nacionalidad colombiana, llegó en enero de 1999 a España, huyendo de las amenazas que tenía su familia por parte de un movimiento revolucionario en Colombia, y con el objetivo de mejorar su calidad de vida. Durante los seis meses que vivió en Salamanca, Pilar estuvo trabajando de camarera los fines de semana, sin contrato de trabajo ni unas mínimas prestaciones sociales. Cansada de no tener una estabilidad laboral decidió marcharse a Madrid con la intención de conseguir condiciones de empleo dignas. Pero los trabajos a los que pudo acceder seguían siendo precarios y con unas condiciones laborales por debajo de las exigidas por la Ley.
En el año 2000, harta y cansada de su situación tanto personal como laboral invirtió dinero en comprar ropa interior y lencería para venderla a domicilio y formar una pequeña cartera de clientes a los que vendería su género, acumulando capital con la intención de poner en marcha en algún momento una tienda de lencería y ropa interior.
En septiembre de 2000, se puso en contacto con Fundación Empresa y Sociedad, organismo que gestionaba un programa europeo de ayudas económicas para la puesta en marcha de empresas en 2 distritos de Madrid. Accedió a una ayuda de 10.000 euros que con sus ahorros la ayudó a abrir Limon y Menta, su tienda de lencería.
Al no tener un respaldo económico, Pilar tuvo que buscar financiación alternativa para poder desarrollarse profesionalmente en España y convertir en una empresa lo que un día fue un sueño.
Actualmente sigue luchando por sacar adelante su empresa, en la cual lleva ya dos años y medio trabajando con gran esfuerzo e inversión. Sus objetivos son conseguir más recursos económicos con los que poder reformar la tienda, contratar personal y salir del pequeño bache económico en el que se encuentra.
Aunque le ha costado salir adelante y poner en marcha su tienda, por no disponer de un elevado capital para comenzar, Pilar considera su empresa “como un hijo”, al que cuida diariamente y nos hace reflexionar sobre un nuevo modelo de empleo digno para muchas mujeres inmigrantes que llegan a España sin recursos y pocas salidas de trabajo por cuenta ajena.
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